3 de abril, el día de los chingadazos.
Mi chamba es advertir riesgos, no necesariamente para evitarlos, pero sí para tener plena conciencia de las posibles consecuencias de las decisiones de mis clientes. En la vida de cada persona es exactamente lo mismo. Cada quien decide los riesgos que están dispuestos a correr. Los pusilánimes tratan de no arriesgar nunca, los adictos a la adrenalina, los temerarios, arriesgan hasta su vida por cualquier pendejada.
Lo anterior viene a cuento, porque están siendo convocados seguidores y detractores de AMLO, para este 3 de abril, casi en los mismos lugares y a la misma hora, apenas una semana antes de la consulta para la cual unos hacen campaña para invitar a votar porque AMLO continúe, otros hacen campaña para invitar a no votar, y los más inocentes hacen campaña para votar con la ilusión de quitar a AMLO de la silla presidencial. Los primeros son rivales de los segundos y los terceros, entre los segundos y los terceros hay discrepancias, y en los tres grupos hay suficientes pendejos, como para que las cosas se salgan de control y estalle la violencia, sin descartar que intereses perversos infiltren provocadores para que se arme el San Quintín.
Las preguntas son:
1. ¿Es inevitable la coincidencia en tiempo y espacio de estos grupos antagónicos?
2. ¿Se estará fraguando una magnificación del bochornoso episodio del estadio La Corregidora en Querétaro, con todo y piquetes aztecas?
3. ¿A qué intereses beneficiaría que los polarizados mexicanos se agarraran del chongo y del asterisco?
4. ¿Saben ustedes de autoridades que se hayan mostrado preocupadas por las posibles consecuencias de estas concentraciones?
En mi opinión los opositores a AMLO, independientemente de si piensan o no participar en la consulta del 10 de abril, deberían cancelar su participación, y dejar a los seguidores de AMLO con su fiesta en paz. Una trifulca campal la víspera de un ejercicio pretendidamente democrático, lo único que traería como consecuencia es cerrar más los espacios auténticamente democráticos, pues creo que en el contexto de irracionalidad que vivimos, los responsables serían Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Por supuesto que cada uno hará lo que le dé la gana; yo solo advierto un riesgo.
Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.