A mis queridos clientes de ayer, de hoy y de mañana.

 

La divisa fundamental en una gestión de gobierno es la aprobación; en un proceso electoral es la intención de voto. Son las variables a las que más se pone atención (un error es poner atención solo a la aprobación o a la intención de voto).

 

Un concepto muy sugestivo, pero poco precisado, es el de VOTO DURO. Se entiende como como una intención muy convencida, muy sólida, de votar por nosotros. de ahí se pasa al error de considerarlo también inamovible.

 

¿Cómo medir el voto duro? De nuevo caemos en las preguntas abiertas. En un proceso electoral el Top of Mind, o intención espontánea de voto, como respuesta a la pregunta: ¿quién le gustaría que fuera el próximo (Presidente, Gobernador o Alcalde), es la mejor forma de dimensionar el voto duro. En una gestión de gobierno se obtiene con la pregunta: ¿Quién es el mejor político o política de (País, Estado, Alcaldía)?

 

El voto duro debe su nombre a la solidez a su casi inmutabilidad ante hechos o errores de los actores políticos. Todo lo disculpan, todo lo perdonan. Puede haber un derrumbe en la popularidad o en la intención de voto, y el voto duro permanece casi inalterado. Cuando en una encuesta se registra deterioro en el voto duro, es porque el deterioro es muy fuerte, y se debe tomar con la mayor seriedad la precisión de las causas y la implementación del esquema de control de daños.

 

El voto duro siempre es menor que la popularidad y que la intención de voto, pero en los procesos electorales tiende a emparejarse con la intención de voto conforme nos acercamos al día de la elección. Dicho de otro modo, el voto duro adquiere la mayor relevancia en las etapas tempranas de un proceso electoral.

 

Nota. Se están agotando los temas sobre las encuestas. Si hay algún tema que les interese, por favor háganmelo saber, para abordarlo.

 

Salvador Borrego, Ph.D.

📧 saba@sabaconsultores.com
🌐 sabaconsultores.com
📺 youtube.com/c/SabaConsultoresVlog
📞 8110664872