La Muchacha castigó a los panistas por andar pendejeando con Vox.

 

Karl Philipp Gottlieb von Clausewitz, el teórico de la guerra prusiano, decía  que: “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y se le atribuye a Don Nicolás Maquiavelo la  definición de Política, como: “la lucha por el poder si no se tiene, o por conservarlo si se tiene”.

 

A final de cuentas, tanto en la política como en la guerra, de lo que se trata de entrarle a los chingadazos. Quien hoy es presidente (iba a decir que nos gobierna), llegó al poder a base de estar chingue y chingue.

 

La política es entonces como una pelea de box, donde resulta ganador el que mejor combine su habilidad, condición física e inteligencia para anticipar los golpes del adversario. El gancho al hígado es mi golpe favorito; para ejecutarlo es necesario anticiparse a un derechazo del adversario, y darle con la izquierda ese piquetito al hígado que los dobla o los hace caer.

 

¿A qué viene tanto cuento? Pues al fenómeno que tenemos de que nuestra clase política, por las deficiencias de las encuestas, no ven con claridad la dinámica del fenómeno político, y están como boxeadores que saltan de la esquina tirando golpes a lo pendejo con los ojos cerrados. A veces ganan porque siempre se puede dar un golpe de suerte, pero en otras ocasiones porque el otro pendejo también sale tirando golpes con los ojos cerrados (a decir verdad, esta es la condición más común).

 

Abrir los ojos en política es entender bien qué es lo que está pasando. En los dos dixits anteriores, y en la Mesa de Análisis Político de Televisa Monterrey de ayer, he tratado de explicar que ese 64% de aprobación para AMLO es muy engañoso, porque no refleja una fortaleza política genuina, al depender fundamentalmente de los que reciben dinero de AMLO porque, como diría el filósofo José Alfredo Jiménez: “pero el cariño comprado, ni sabe queremos ni puede ser fiel”. Por ello hemos advertido que si los Morenos siguen en su pendeja autocomplaciente, tarde que temprano verán al Diablo por un agujero. Quedan pues advertidos.

 

Dirijo ahora mi piadosa mirada a los panistas ( ja, ja). Hay un indicador en mi Monitoreo que mide el voto más duro de los partidos; son casi los incondicionales, resisten casi cualquier barbaridad encontrándole alguna explicación, y cuando no la encuentran tienen a la fe como una opción, para decir: “por algo, qué escapa a mi comprensión, será”. Es el indicador de Identificación Partidista; siempre son muy poquitos, pero si se mueven de manera significativa, ¡cuidado!

 

Pues bien, resulta que en este indicador el PAN, como consecuencia evidente del traspiés o desliz que tuvieron con Santiago Abascal de Vox, registró el lunes por la noche un valor de 2.1%, que representa una Advertencia Negativa y es un valor mínimo récord, esto es, se fueron de nalgas a la lona. Peor aún, ocurre cuando ya llevaba el PAN una condición de desgaste, pues de haber registrado 12% el 5 de julio pasado, del 12 de julio al 9 de agosto se le formó una Serie por debajo del promedio, y ahora se derrumba (adjunto Monitoreo).

 

Compañeros panistas. Si no entienden que se metieron en un gran problema, que le regalaron a AMLO un Jab de izquierda que pronto les va a cerrar el ojo derecho, y que deben a la de ya emprender un vigoroso control de daños, que inevitablemente pasa por mandar a la chingada a Julen Rementería y a Marko Cortés, al tiempo que obligan a Ricardo Anaya a descartarse para la candidatura, serán una hermosa piñata para los Morenos y el propio AMLO.

 

Queridos amigos de la clase política. Para abrir los ojos se requiere usar Monitoreos Estadísticos y Cartas de Navegación Política; si siguen contratando a los aficionados seguirán pagando un elevado costo. Pero si están muy comprometidos con alguna casa encuestadora, al menos sugiéranle que me busquen, ya tengo para ellos un esquema para su inmediata reconversión tecnológica, que les permitirá hacer mejor su trabajo y ganar más.

 

Advertidos quedan, compañeros. Mañana seguiré con este tema de los panistas. Les diré específicamente qué sectores sociales fueron los más decepcionados.

 

saba@sabaconsultores.com