¿Quién puede saber demasiado en un mundo que cambia todas las mañanas? . – Iosif Stalin
Reconozco que, al repasar los datos obtenidos esta semana por SABA Consultores, he sentido una fuerte tentación de cambiar la orientación de este artículo. Quería, en un principio, centrarme en Xóchitl, porque me consta que algunos lectores me afean que hable demasiado de AMLO y sus adláteres. Sin embargo, me he encontrado con un muy mal día para el presidente, en el que tanto él como Claudia registran un gran número de alertas negativas en prácticamente todos los indicadores.
Forma parte este desgaste de una tendencia que se viene presentando desde hace cuatro o cinco semanas, vinculada a los cuestionamientos sobre el narco, a la inseguridad en general, más recientemente a la preocupación por la corrupción, y a cierto gusto de Andrés Manuel por cabecear para el lado del golpe. Añadamos a esto que, quizá por primera vez, el número de beneficiados por programas sociales es inferior al de quienes lo aprueban. Desciende también su partido, o sea, se apaga el entusiasmo.
Finalmente, un motivo más puede ser la repercusión del accidente en el Tren Maya, que aún recién sucedido, ya se asoma al “Top of mind” de acontecimientos. Sigue, por tanto, el contexto inestable, y cada vez más claro en detrimento de los intereses de la 4T. Menguó la ventaja de Claudia, y alguno de ustedes dirá, con razón, que para no querer hablar de AMLO ya me he extendido un párrafo completo.
No obstante, ha sido la propia Xóchitl Gálvez la que, en este breve lapso que separa el trabajo de campo y la redacción de lo que leen, me ha convencido de retomar mi intención inicial. Dice la aspirante frentista que las encuestas son “puro cuento”. Pues depende de cuáles, lleva y no lleva razón. Lo primero que me pregunto es si se refiere a las que sus palmeros y asesores cucharean para mero uso propagandístico. Después de todo una cosa es mantener la moral alta, sobre todo de puertas afuera, y otra ignorar los hechos: a día de hoy, su desventaja sigue siendo amplia.
Ocurre que en los “cuartos de guerra” hay mucho aplaudidor y regalador de oído, que difícilmente presenta a los candidatos la crudeza de situaciones adversas, porque esa realidad desacredita, en parte, su propio trabajo. Ahora bien, sabemos que los datos de Claudia están inflados a causa de la composición de su fuerza; también que el interés por la política continúa en caída libre, lo que agudiza un abstencionismo que en nada conviene a la 4T; añadamos a eso el mencionado desgaste de AMLO y de Sheinbaum, y tenemos un escenario que abre posibilidades.
¿Sabrá Xóchitl capitalizarlo? No, si se engaña a sí misma, y menos si piensa más en predecir lo que sucederá el 2 de junio, y no en anticiparse y ejercer un “carpe diem” con sentido práctico, sacando partido de lo que está sucediendo ahora.
El explorador Edmund Peary creyó descubrir una masa de tierra en el Ártico a la que incluso bautizó como Tierra de Crocker. Posteriores expediciones demostraron que se trataba de un espejismo, un fenómeno común, conocido como “Fata Morgana”. Resultó que a Peary lo engañó un hecho natural, pero hay equipos de campaña que viven en fantasías permanentes autoinducidas. Sentir la tierra, lo llaman. Lo he vivido. Luego están los que en la Primera Guerra Carlista llamaban “ojalateros”: ojalá pase esto, ojalá pase aquello. Pocos analizan el hoy, sopesan, sacan conclusiones y actúan en consecuencia.
No es posible saber qué pasará en la elección, porque no podemos saber qué sucesos políticos acontecerán antes y cómo influirán en la opinión pública. Hoy sí sabemos que AMLO, y por ende Claudia, se desgasta. Eso no quiere decir que Xóchitl vaya a ganar. Cualquiera de las dos que se crea ya en una ilusoria Tierra de Crocker podría tener, con la súbita certeza de lo irreparable, un desagradable chasco.