Poderoso caballero, Don Dinero.

Apliquemos, para entender los resultados que les voy a presentar, el esquema de análisis sugerido por Bertrand Russell: “Cuando estés estudiando cualquier tema o cualquier filosofía. Pregúntate a ti mismo: ¿Cuáles son los hechos? ¿Y cuál es la verdad que los hechos revelan?

Los hechos:

1. Esta semana ha sido de escándalo, por el reportaje de Carlos Loret de Mola y los hallazgos de mexicanos contra la corrupción, sobre la forma de vida del hijo mayor de AMLO.
2. El tema de “la casa del hijo del presidente”, se ubicó en cuarto lugar entre lo más presente en las mentes de los mexicanos.
3. El presidente AMLO adelantó los apoyos de sus programas sociales.
4. El porcentaje de mexicanos en cuyas familias, por lo menos una persona recibe apoyos de AMLO, llegó a un valor récord de 63.2%.
5. El porcentaje de personas que se consideran felices registra 89.6%, que es advertencia negativa, generando una caída brusca en este indicador.
6. AMLO registra una aprobación récord de 81.6%, que indica alerta positiva, con el apoyo de los siguientes sectores sociales: quienes tienen de 0 a 6 años de estudios, quienes lo aprueban y quienes reciben dinero de sus programas sociales.
7. También su calificación promedio alcanza un valor récord de 8.2.

Los anteriores son los hechos y los datos. Mi conclusión es que sigue siendo, inundar el país de dinero, el recurso mágico de AMLO para revertir sus crisis, pero la Muchacha no está feliz.

Por otra parte, el tema de la forma de vida del hijo de AMLO, difícilmente se agotará en los próximos días; seguirá vigente y podría tomar más fuerza, y el dinero que AMLO puede usar para comprar voluntades, por mucho que parezca, se podría tornar insuficiente.

Los adversarios de AMLO han perdido una batalla pero no la guerra. AMLO y sus seguidores quizá estén ante una victoria pírrica. El general griego Pirro, uno de los más chingones de su época, cuatro siglos antes de Cristo, ante una victoria como la de hoy de AMLO, diría más o menos así: Otra victoria más como ésta, y ya valimos madre.

Ya veremos qué sigue. La incertidumbre es el signo de nuestros tiempos. Pero hay algo muy claro: ya nos encontramos en el callejón de los chingadazos.