Los números obtenidos por SABA en sus mediciones hasta el 27 de mayo son un reflejo leve y “entre sombras” de la guerra encarnizada que existe entre los grupos de poder que buscan la gubernatura de Nuevo León.

Como dijimos hace tres evaluaciones: a la alianza entre Jaime Rodríguez Calderón –que con altas y bajas ya había obtenido más de 33% en la intención de voto- y Fernando Elizondo, se sumaría alrededor del 10% logrado por FE en sus mejores momentos, lo cual permitiría alcanzar al Bronco alrededor de un 40.0%.

El 26 de mayo El Bronco obtuvo un 39.2% en ese rubro (intención de voto) pero con la reprimenda lanzada por sus detractores -que ahora suman a distinguidos panistas como Mauricio Fernández y, en las últimas 48 horas, a su hermana Alejandra Fernández, además del ex gobernador Benjamín Clariond y por supuesto a los órganos como El Horizonte, Multimedios y sus “iconos” de la TV- este número disminuye a 28.9% el día 27 de mayo.

Como el golpeteo y el fuego de cañones son constantes, esta vez El Bronco cae pero en menor medida que en otras ocasiones donde “mordió el polvo”, por ejemplo hace dos mediciones donde cayó hasta un 24.6%.

Hay un argumento entre los detractores del Bronco que le ha hecho mella entre bases panistas y de derecha que Fernando Elizondo puede atraer, y entre priistas anti Medina y anti EPN que El Bronco puede aglutinar. El argumento es el de la posible “ingobernabilidad” que enfrentaría el candidato independiente en caso de llegar al poder, sobre todo por no contar con el apoyo del congreso estatal ni con diputados federales que pudieran contribuir a la obtención de recursos.

Hasta este momento las posibles ventajas que Ivonne Álvarez pudiera obtener gracias a esta ofensiva anti Bronco han sido menores. Si bien en esta ocasión refrenó su caída en intención de voto pasando de 12.6% a 16.6% en la medición del 27 de mayo, tampoco se puede hablar de una recuperación plena como el 22.0% que obtuvo hace cinco mediciones.

En este panorama de discontinuidades y variaciones lo que permanece es el descontento o anomia social que se expresa en la desconfianza de la mayoría de los ciudadanos hacia los partidos, el gobierno y, en general, hacia las instituciones. La mayor expresión de esto es el 78.0% de entrevistados que el 26 de mayo dijo no identificarse con ningún partido político.