Los números obtenidos por SABA Consultores en sus mediciones hasta el 2 de junio, un día antes de que finalice la temporada electoral, ratifican el cuadro que desde un principio planteamos como hipótesis: la delantera la lleva el candidato “disidente” que se presenta como anti-partidos y anti-sistema, capitalizando el descontento y el hartazgo de más de un 70% de la población que no simpatiza ni se identifica con ninguno de los partidos.
Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” obtiene un 34% y un 32% en los días 1 y 2 de junio en la intención de voto. Felipe de Jesús Cantú, con su conservadurismo ideológico y político, no logra capitalizar mucho de ese descontento y su mensaje conservador apelando a su carrera y a su familia, pretendiendo ser ecuánime y buen administrador -como lo pregonan sus spots de radio o su mensaje en el cierre de campaña-, le hacen bajar sus números de un 27.1% a un 17.6% en la intención de voto esos dos días. Lo anterior indica que probablemente entre esos dos porcentajes estará el nivel de Ivonne Álvarez el día de la votación.

Por excelencia Ivonne es la representante del sistema que la mayoría rechaza, no obstante, de todos modos logra imponer la maquinaria electoral y de gobierno que hasta hoy la sigue respaldando y por ello sube de un 9.5% -el nivel que presagia la derrota- a un 20.6% que le da vida y la mantiene compitiendo en estas elecciones.
Así las cosas, la situación previa a la veda electoral y a las votaciones está “consolidada”, o como dice el dicho: “conforme avanza la carreta se acomodan las calabazas”.

Por ahora El Bronco sigue adelante con la fuerza del descontento generalizado; Ivonne intenta imponerse a base de una maquinaria electoral y de gobierno con muchos recursos y sin ningún impedimento moral para realizar cualquier cosa en busca del triunfo; y Felipe sigue esgrimiendo su conservadurismo, apelando al miedo hacia los cambios bruscos y despreciando a los “come lonches” y “acarreados” del PRI, seguramente contando con la maquinaria asistencialista del “Grupo san Nicolás” y de la alcaldesa Margarita Arellanes -si es que ella ya le perdonó su traición-. La intención de voto es importante (y en teoría el voto es secreto) pero en realidad ganará quien despliegue la mayor maquinaria electoral ya sea para inducir al voto o para defenderlo.