Cuando fallaron todas las encuestas en la interna demócrata de New Hampshire, me apresuré para preparar una presentación al congreso de la AAPOR (American Association for Public Opinion Research) que se desarrollaría en una devastada Nueva Orleans por el ciclón Catrina.

 

La falla colectiva de las encuestas es la más clara indicación de que su condición de aplicabilidad (que sea solo una población) fue hecha añicos por la telefonía celular e Internet.

 

Si los gringos ubican el problema lo van resolver, fue mi pensar, y no sería extraño que arriben a Mis Monitoreos y Cartas de Navegación Política. Por ello me apresuré a participar en aquel congreso (todavía tenía visa), con el único propósito de dejar constancia de mi autoría de la solución del problema que, ahora de manera palmaria, se manifestaba en USA, para patentizar su carácter global.

 

¡Mis temores fueron infundados! Los gringos tienen décadas haciéndole al pendejo, tratando de obtener de las encuestas lo que ya no pueden dar, y se encaminan a una elección pretendiéndolas como guías. Más aún, hay indicios de que, como en México, ¡se están usando como propaganda! ¡Qué pena!

 

Salvador Borrego, Ph.D.
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