En este momento el estado de Veracruz es posiblemente el estado más proyectado en los medios de comunicación por motivos nada deseables: un gobernador cuestionado y un estado sumido en crisis de inseguridad, muerte de periodistas y un conflicto con la Universidad Veracruzana por falta de pagos. Tiene el estado de Veracruz posiblemente al gobernador peor evaluado de todo el país, con apenas un 21.7 % de aprobación, la cual directamente deteriora también la del presidente, quien presenta una aprobación de tan solo 28.5%.
A pesar de estas condiciones adversas en la vida pública del estado, este año se celebran elecciones para la sucesión de poder estatal. En el indicador del Top of Mind hay diversos candidatos posicionados en la mente de los ciudadanos del estado para ocupar el puesto de gobernador: Miguen Ángel Yunes (PAN), Héctor Yunes (PRI) y Cuitláhuac García Jiménez (MORENA). En este indicador hay un empate técnico entre los Yunes con un 10% y 7.5% respectivamente, seguido de un 3.8% del candidato de MORENA. Estos porcentajes generalmente no son muy altos pues representan la base de “Fans” de cada candidato.
En intención de voto por partido las distancias se estrechan, ya que el PRI presenta un valor de 16.3% en empate técnico con el PAN que presenta un 14.4%. EL PAN por su parte está en empate con el PRI y con MORENA, partido que obtiene un valor de 10.7%. Las condiciones para el PRI aunque por el momento no parecen ser tan adversas en este indicador, pueden cambiar depende del impacto que tengan los ataques que reciba en campaña de los otros partidos y candidatos.
Es en el indicador de intención de voto de candidato con partido donde se amplían las distancias entre los candidatos: Miguel Ángel Yunes de la alianza PAN-PRD presenta un 21.2 % en empate técnico con Héctor Yunes del PRI, quien obtiene un 16.3%. Distante del candidato del PRI pero pisándole los talones al del PAN esta Cuitláhuac García de MORENA, quien obtiene un 10.3%.
Por el momento el terreno parece estar parejo para los 3 candidatos aunque con un contexto de desventaja para el PRI por el lastre político que representa Javier Duarte ya que inclusive el candidato de su partido se ha deslindado públicamente de él. Por el momento no le ha representado una ventaja muy amplia al candidato del PRI, aunque tomando en cuenta que la elección pasada Duarte gano “de panzazo”, las condiciones parecen ser similares a las de la elección pasada a gobernador.
Los candidatos opositores están posicionados de tal manera que les será más fácil realizar campaña, ya que tienen elementos suficientes para debilitar al candidato del PRI, mientras el candidato oficialista tendrá que estar constantemente tratando de mostrar una distancia y diferencia del gobernador a pesar de ser del mismo partido.