Se llama Erika McEntarfer, hasta el pasado viernes Comisionada de la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo de EE.UU. Su reporte de empleo indicó una desaceleración significativa de la economía gringa, y ¡pácatelas!, no le gustó a Trump el guarismo y sin miramiento alguno la despidió.
¿Es un despido injustificado, atendiendo solo a la discrepancia entre el dato obtenido por McEntarfer y el imaginado por Trump? ¡Sabrá Dios! Las discrepancias estadísticas se mueven en el escabroso ámbito de la incertidumbre. De modo que no podemos afirmar que McEntarfer, basada en la Ciencia Estadística, o Trump, basado en su percepción, tengan la razón. Lo que la Ciencia Estadística sí nos garantiza, es que en una larga serie de disputas entre Trump y los profesionales de la Estadística, sin lugar a dudas nos la pelaría, pero en este caso particular, como en cualquier caso particular, ¡no se sabe, no se sabe!
Lo que sí sabemos, es que este exabrupto de Trump tiende un ominoso manto de incredulidad sobre las futuras estimaciones estadísticas, que son base para decisiones de gestión empresarial e inversiones. El daño que Trump infringe al desarrollo económico, al dejar sin pistas confiables a los tomadores de decisiones, podría ser ingente.
Por supuesto que a uno como estadístico nos gusta llevar resultados favorables a nuestros clientes, pero en absoluto depende de nosotros, que solo medimos.
Por otra parte, los resultados que genera la estadística nunca deben darse como verdaderos, pues claramente se advierte tanto de los márgenes de error como del nivel de confianza, que nunca es de 100%. Por ello deben pasarse siempre por el filtro del conocimiento experto, y en caso de no lograr consenso sobre la verosimilitud del dato, repetir la medición.
Lo más triste de este caso, es que el manejo de la discrepancia entre Trump y McEnterfer, exhibe una terrible incultura estadística, en el país donde esta ciencia ha alcanzado su máximo desarrollo. Quizá deberíamos tomar una pequeña parte de los presupuestos de investigación, para dedicarlos a difundir la Cultura Estadística, particularmente entre tomadores de decisiones tanto empresariales como políticos.
Y por supuesto que sería maravilloso que la Cultura Estadística llegara a las amplias masas, para así tener más ciudadanos funcionales; representaría un blindaje contra aquellos políticos que usan las encuestas como propaganda, fortaleciendo así nuestra democracia, hoy en cuidados intensivos.
Salvador Borrego, Ph.D.
📧 saba@sabaconsultores.com
🌐 sabaconsultores.com
📺 youtube.com/c/SabaConsultoresVlog
📞 8110664872