Compañeros y amigos. Ya estamos trabajando en los preparativos para la publicación de mi libro La Muchacha, volumen 1.

 

Les comparto la introducción de mismo:

 

Introducción

 

“En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”.

 

¿Quién podría estar en desacuerdo con la anterior reflexión de Ramón de Campoamor y Campoosorio?

 

Por supuesto que describir o comentar el acontecer nacional dependerá de quién lo haga, y que serán descripciones y valoraciones dependientes de los “cristales” de cada quién.

 

¿Por qué razón podría yo pretender que pongan ustedes atención a más de 500 páginas, comentando los acontecimientos que a mí me llamaron la atención? ¿Qué de interesante tiene mi “cristal” como para llegar al atrevimiento de distraer su atención? La respuesta es muy simple: mi “cristal” tiene un filtro, un elemento cultural, una categoría kantiana propia de los versados en la Ciencia Estadística: el reconocimiento del problema de la variación.

 

Hoy en día es casi un lugar común afirmar que los fenómenos sociales se han hecho complejos. Lo que poco se entiende, es que tal complejidad tiene como razón fundamental la variación en alguna de sus formas. Dado entonces que la Estadística es la ciencia que trata el problema de la variación (Donald B. Owen), los estadísticos tenemos una condición de privilegio para apreciar de mejor manera el mundo cada vez más complejo que nos toca vivir.

 

Niklas Luhmann, en su libro Confianza, señala la necesidad de desarrollar mecanismos para reducir la complejidad para “ver”, en este mundo complejo, las cosas con una razonable claridad; al mismo tiempo advierte de la paradoja de que para ello tengamos que hacer, más complejas, las alternativas de solución para enfrentar los retos que la misma complejidad plantea.

 

Así,por ejemplo, el dinamismo en la Opinión Pública generado por la red de Internet y los teléfonos celulares obsoletizó a las encuestas, y por ello pretender entender los fenómenos político-electorales a través de ellas nos conduce a muchas y muy costosas confusiones y fantasías.

 

Los Monitoreos y Cartas de Navegación Política (mi aportación a la demoscopía) son mecanismos de reducción de la complejidad en el esquema de Luhmann; a través de ellos podemos apreciar con mucha mayor claridad los temas políticos, pero como el mismo Luhmann advirtió, son más complejos que las encuestas a que nos hemos acostumbrado, y por consecuencia deberán esperar algunos años antes de ser apreciados de manera amplia por los interesados en el tema político.

 

A final de cuentas tenemos, en consecuencia, una condición única: la de “ver” las cosas con un “cristal” que permite apreciarlas de mejor manera, y ahora uso el plural porque finalmente yo represento a un equipo de personas que conforman mis empresas SABA CONSULTORES y TECNOLOGÍA ESTADÍSTICA. Muchas veces somos los únicos que apreciamos cosas, o al menos somos siempre los primeros en advertirlas.

 

Hay una razón más que distingue a esta serie de textos, que hemos llamado “Borrego dixits”, atendiendo a la gentil sugerencia de mi amigo y paisano Luis Lauro Garza. La razón es que periódicamente le tomamos el pulso a la opinión pública nacional, utilizando los Monitoreos y Cartas de Navegación Política, poniendo en consecuencia el foco de atención no en los personajes políticos sino en la colectividad, en todos los mexicanos, en la conciencia colectiva de ellos, en la Opinión Pública, en: La Muchacha.