En la lucha por el poder es claro que Grupo Editorial Reforma juega un rol de gran relevancia. Hizo un movimiento estratégico para ubicar como su director  editorial a Juan E. Pardinas, un sabueso en el tema de corrupción. Su misión es pegarle en la línea de flotación a AMLO, Morena y la 4T, y ya lleva algunos éxitos.

 

Hoy se propone algo más difícil de lograr: ¡revivir un muerto!

 

Se trata por supuesto de Ricardo Anaya, un jovencito que fue víctima de su ambición. Se le ocurrió armar un esquema de traiciones para quedarse con la candidatura presidencial, en una época en la que Margarita Zavala era el único contrapeso real frente a AMLO.

 

Fueron Anaya y José Antonio Meade, dos de los grandes promotores de la victoria de AMLO. Durante la campaña, parecían dos payasos que se detenían alternativamente, cuando había alguna posibilidad de deteriorar al de Macuspana.  Los vaivenes de AMLO nunca tuvieron qué ver con ellos, sino con los indecisos, que ante las decepciones que AMLO les generaba, no encontraban nada interesante como alternativa.

 

Ahora Reforma nos dice que el gran contrapeso de AMLO es Anaya. No dudo que sus resultados sean fidedignos, pero sí cuestiono que haya sido una pregunta cerrada (ofreciendo opciones de respuesta) la utilizada. En estos casos es preferible una pregunta abierta, como la que nosotros hacemos regularmente, y que tiene directa relación con la idea de contrapesos. La pregunta es: ¿Quién es en su opinión el mejor político o política de México?

 

Las respuestas son espontáneas y los resultados que adjunto indican que Anaya ni siquiera pinta.

 

Los resultados indican que, hoy por hoy, AMLO no tiene un claro contrapeso en forma personalizada, lo cual no quiere decir que esté en un lecho de rosas. Hay sectores sociales amplios que lo rechazan, como aquellos con estudios superiores y los que están malbaratando sus cosas para sobrevivir en esta crisis. Eventualmente surgirá una persona que le haga contrapeso a AMLO, pero difícilmente será Anaya.