Ante la mística ascética que AMLO ofrece a la Muchacha, ésta susurra: ¡no mames!

 

Siempre que nuestros sueños dependan de lo que otros hagan, quedamos expuestos a la decepción. Más aún si la expectativa es que los otros, en este caso los mexicanos, aceptemos gustosos estar tan jodidos, que apenas nos alcance para comer frijolitos (mi platillo favorito, por cierto), tener un solo par de zapatos y renunciar a sueños aspiracionistas como estudiar o trabajar mucho, para vivir mejor.

 

Ya están trinando algunos Ciervos de la Nación, porque reciben como 9500 pesos mensuales, pero no les dan viáticos para andar recorriendo todo el país; los repartidores de Gas para el Bienestar, están protestando porque les prometieron 8 mil pesos mensuales y ahora les salieron con que son solo 4 (una chingadera parecida me hicieron a mí, en la presidencia de EPN, las huestes del puñales de Luis Videgaray); AMLO reclama al personal médico por no comprar medicamentos, que su gobierno debe proveer, sacrificando parte de su sueldo, y así como estos ejemplos, otros absurdos similares.

 

En síntesis: AMLO se ha propuesto, más o menos, la misma empresa espiritual para la que Dios nos envió a su hijo Jesús de Nazaret, que resultó en un tremendo fracaso, a juzgar por la clase de pinacates que ahora somos, muy parecidos a como éramos en los tiempos del antiguo testamento.

 

Jesucristo fracasó a pesar de haber sido una persona racional y piadosa. No vivía en un Palacio, y no tenía hijos viviendo en la opulencia, ni hermanos haciendo chingaderas.

 

En consecuencia, no se aprecia otro futuro posible para AMLO, que un rotundo fracaso en este tema. Los mexicanos, hasta los Morenos, seguiremos deseando vivir mejor, diferenciándonos solo en que algunos lo haremos con base en nuestro propio esfuerzo, y otros hijos de la chingada jodiendo al que puedan.

 

Hace tiempo, en nuestras Mesas Grilleras, Benjamín Castro, uno de los Morenos más acérrimos de Monterrey afirmó, con una convicción digna de mejor causa, que: “AMLO cambia a la gente”. La respuesta unánime de la Mesa fue: ¡No mames!

 

Así las cosas. compañeros. La realidad tiene rodeado a AMLO, y cada vez le estrecha más el cerco. Todavía tiene entre sus filas a los únicos que podrían romper ese terrible cerco: ¡Los sectores sensatos de Morena!

 

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