Pobre muchacha, de nuevo ante lo pinche o lo jodido.
Ayer reportamos que en el primer round del match AMLO vs Anaya, el presidente salió raspado. Cuando algo así ocurre puede ser algo aislado, un deterioro del que se recupera pronto; o puede ser el inicio de un deterioro grave que pudiera modificar significativamente los valores en los indicadores importantes como aprobación e intención de voto.
El segundo escenario, el que más debe preocuparle a AMLO (chingado, de nuevo estoy aportándole a la 4T. Tomen en cuenta que mi chamba es cuidar políticos; esto es, tratar de que hagan menos pendejadas), sólo es posible cuando el tema que lo desgastó tiene la condición de mantenerse vigente por largo tiempo (remember Ayotzinapa), y este tema de Anaya de manera ostensible tiene tal condición, con un agravante: es un tema potenciador de todos los puntos débiles de AMLO. A través de este tema, se le actualizarán todas las mini crisis que hasta hoy AMLO ha sorteado sin despeinarse; pero ahora sí podrían ponerlo contra las cuerdas.
Es claro también que una posibilidad es que Anaya se agigante, que como por ahí se dice, que AMLO haya creado su alter ego, su otro yo; el aguerrido opositor que tuvieron Fox, Calderón y Peña, que AMLO no tenía, y ahora, por su proverbial torpeza, parece que ha creado. Quizá estemos en los albores de una fuerte candidatura opositora a AMLO, que. de triunfar, ni duda cabe, llevaría al bote a AMLO, sus amigos y su parentela.
¡Pobre muchacha! Ahora resulta que le surge un pretendiente muy echado pa’lante, ciertamente atractivo, con buen rollo, claramente más inteligente y preparado que su actual galán; pero como éste, con rasgos de personalidad muy preocupantes.
Pobre chica, de nuevo debe elegir entre lo pinche y lo jodido.
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