La revocación de mandato de AMLO: un despropósito más.
Suscribo en su totalidad las apreciaciones recién publicadas por Luis Carlos Ugalde sobre la revocación de mandato de AMLO, convocada y promovida por el propio AMLO.
La idea fundamental es que este ejercicio, que debería ser una válvula de escape para canalizar civilizadamente a eventuales revueltas para deponer a un gobernante indeseado, y por tanto debería ser promovido por los ciudadanos inconformes, en este caso lo promueven AMLO y sus más fieles. En consecuencia, pierde su esencia y razón de ser.
Pero por supuesto que hay una razón desde el poder para su promoción: se acentúa la polarización, que es la fuente de poder de AMLO y la 4T. La polarización, como bien explica Luis Antonio Espino en su libro sobre el poder del discurso populista, genera irracionalidad, porque los datos, la verdad y la realidad misma dejan de ser relevantes para los polarizados; lo único que importa es si estás a favor o en contra de AMLO, y nada como decidir si AMLO continúa o se debe ir a su rancho, para fortalecer la polarización.
Esa evasión colectiva de la realidad es lo que mantiene a AMLO en niveles altos de popularidad. Si los mexicanos lo juzgaran por sus resultados, debería tener una aprobación similar o peor que la que tenía EPN.
Y ya que salió Peña Nieto por aquí, les comento que hay una razón adicional que hace innecesaria la revocación de mandato. Cuando el novio de Tania Ruíz tenía menos de 20% de aprobación, algunas voces, entre ellas la de AMLO, sugerían su renuncia a la presidencia. Para saber qué tanto apoyo tenía esa idea, incluí en mi monitoreo nacional la pregunta correspondiente, y el resultado mayoritario fue que no querían que renunciara; no porque pensaran que las cosas iban bien, sino porque el pueblo bueno y sabio sabe, que con una salida anticipada del presidente, las cosas se pueden poner peor.
De modo que la sabiduría popular indica: ¡quédate, pero a los seis años te me vas!
Para verificar lo anterior incluí ahora una pregunta sobre si quieren que AMLO continúe o no como presidente, y los resultados iniciales fueron: 72% que se quede y 19% que se vaya. Adjunto gráfica.
En consecuencia, compañeros, no tiene caso tirar de nuevo tanto dinero, como en la pasada tarugada de consulta popular, buscando una respuesta que ya conocemos.
Una oposición inteligente le dejaría la fiesta en exclusiva a AMLO y sus fieles; que ellos convoquen y que ellos honren de manera colectiva a Onán, el personaje bíblico que da nombre a muchos de los errores de AMLO.
Dejemos que AMLO convoque de nuevo a La Muchacha; muy probablemente, como la vez pasada, lo dejará de nuevo abrazado de un poste.
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