Juzgando ad livitum.

 

El TEE declaró infundada la denuncia del PRI contra Samuel García, en el sentido de que los ilegales cuestionamientos de AMLO contra Adrián de la Garza impactaron negativamente en su votación.

 

Para ello debieron tener a su disposición un Monitoreo sobre la correlación de fuerzas que mostrara que no se modificó ésta, como consecuencia de la intromisión ilegal del presidente. De ser así deberían hacerlo público.

 

Yo sí hice un Monitoreo diario de la correlación de fuerzas, y en él se muestra fehacientemente que sí impactó negativamente en la intención de voto favorable a Adrián la ilegalidad presidencial referida.

 

Los días 2 y 3 de mayo Adrián registró sendas Alertas Positivas, permitiéndole alcanzar su valor máximo durante la campaña el día 4 de mayo. Fue justo el 5 de mayo cuando AMLO metió su cuchara, al margen de la ley (cosa juzgada) pero con su conciencia tranquila, como es usual en él.

 

La tendencia al alza que llevaba Adrián el 4 de mayo, se convirtió en tendencia a la baja, indicando, para cualquiera con tres dedos de frente, que, por supuesto que lo impactó, más aún, los valores subsecuentes para Adrián, ya nunca alcanzaron su valor del 4 de mayo. La ilegal intromisión de AMLO, no solo impactó negativamente a Adrián, lo descuarajachingó. Para evidenciar lo anterior, les adjunto el Tracking de la elección y una tabla de acontecimientos, donde aparece la intervención de AMLO.

 

En USA, desde hace décadas, en temas que solo a través del análisis estadístico se pueden apreciar con claridad los hechos (datos) que sustentan una verdad, como en el de discriminación laboral, los litigios se hacen entre equipos de abogados y estadísticos. En este tema es el Análisis de Contingencia lo que indica si se favorece o perjudica a algún sector social en temas laborales, y como es una prueba estadística aproximada, estos juicios impulsaron investigaciones en el campo del Análisis Numérico, para hacer viable a la Prueba Exacta de Fisher, para anular dudas razonables en los juicios.

 

Es claro que nuestros jueces no andan en estos niveles de sofisticación, y que han tomado una decisión al margen de la ciencia estadística, que bien podríamos calificar de chilera, y por supuesto injusta.

 

¡Ni modo, compañeros! ¡Aquí nos tocó vivir!

 

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