Enormemente desgastado

 

Vaya forma de despedirse, de Carlos Salazar Lomelí, de la presidencia del Consejo Coordinador Empresarial: reconociendo que se siente “enormemente desgastado”.

 

No podía terminar de otro modo una gestión empresarial cuya función medular es tratar con AMLO, un presidente claramente hostil a los empresarios, y cargado de fobias a todo lo que Carlos representa.

 

Recuerdo una charla con un personaje que navegó a lo largo de su vida en los dos ambientes, político y empresarial, al más alto nivel nacional. Era el inicio de este gobierno de AMLO. ¿Cómo ves las cosas? Fue mi pregunta natural, y su respuesta fue la siguiente: “Hay tiempos de sumar, tiempos de sumarse y tiempos de sumirse; y estos son tiempos de sumirse”.

 

Es claro que el precio de sumirse es quedar enormemente desgastado; tolerar la irracionalidad, aguantar las groserías y el mal gusto, pero era lo que tenía qué hacerse y Carlos lo hizo muy bien. El logro mayor de su gestión es que todavía tenemos país, y que deja las cosas en un punto en que empieza a menguar la capacidad destructiva de AMLO, quien por cierto también llega a este punto enormemente desgastado, por no decir que ligeramente jodidísimo.

 

¡Gracias Carlos! ¡Misión cumplida! Ya tendremos oportunidad de conocer, por ti, a detalle, las complejidades y picosidades de esta experiencia que estás a punto de concluir.

 

Son tiempos de enorme desgaste para casi todos; desgaste en la salud, la fortaleza física, en el estado de ánimo, en nuestras condiciones económicas, etc. Pero hay quienes no han sufrido desgaste alguno en su dignidad, y creo firmemente que Carlos Salazar Lomelí, es uno de ellos.