AMLO tiene COVID, otra vez.

 

A lo largo de estos últimos meses, hemos visto transitar por la enfermedad de la pandemia, a no pocas personas de nuestro entorno social inmediato. Amigos y familiares que han salido indemnes, otros con secuelas, otros que murieron.

 

Las consecuencias están relacionadas con la combinación de cultura médica y capacidad económica de los pacientes. Quienes están en la parte alta de ambas características, por lo común salen bien librados; se atienden de inmediato, pueden tener los cuidados indicados y disponen de medicamentos que pueden costar hasta cientos de miles de pesos.

 

Los que están en la parte de abajo, pobres e incultos en aspectos médicos, son los que llevan la peor parte. No se atienden oportunamente, para cuando buscan ayuda la enfermedad ya está causando estragos, y no tienen para medicamentos sofisticados; se atienen al paracetamol, al Vick Vaporub y a su fe en Dios. Es aquí donde está el grueso de las defunciones, que ni siquiera quedan registradas como muertes COVID, sino como exceso de mortalidad.

 

Un tercer grupo es donde se tiene cultura médica pero no hay recursos. Es el grupo más triste, porque se tiene plena conciencia de lo que se debe hacer, y aunque muchas veces es suficiente eso para salir adelante, si las cosas se complican y requieren dinero, se van con plena consciencia de que mueren por pobres.

 

Un cuarto grupo es el de los que tienen dinero, pero no cultura médica. A veces se mueren o quedan con secuelas por no atenderse a tiempo, por desdeñar las recomendaciones, pero su condición económica les permite pagar hospitalizaciones que pueden rebasar los dos o tres millones de pesos, para al menos jugarse una última carta.

 

Así las cosas, compañeros. En las cosas de la pandemia, de los muertos, primero los pobres.

 

AMLO tiene de nuevo COVID. Él es de los incultos en aspectos médicos, en general en aspectos científicos, pero dispone de todo el dinero del mundo para atenderse. Luego entonces, no debemos preocuparnos mucho por su salud; seguramente saldrá muy bien librado.

 

Yo no le deseo a AMLO ni bien ni mal. Muchos mexicanos queridos han muerto, como consecuencia de sus errores en el manejo de la pandemia. No me nace expresar que deseo su pronta recuperación.

 

Tampoco le deseo mal. No podría desearle mal ni a él ni a nadie. Y tampoco me queda claro, en la circunstancia que vive AMLO, qué significa que le vaya bien, ni qué significa que le vaya mal.