A los Morenos les volvieron a meter el Pirulí

Voy, viviendo ya de tus mentiras

Se que tu cariño no es sincero

Más si das a mi vivir,

la dicha con tu amor fingido

¡Miénteme una eternidad!

¡Que me hace tu maldad, feliz!

 

Una vez más, desde las propias filas de Morena, surge la acusación de que Morena pervierte el uso de las encuestas para imponer la voluntad de AMLO. Como si a las pinches encuestas les faltara algo más, para acreditar su desprestigio.

 

En esta ocasión fue Alberto Esteva, aspirante a gobernador de Oaxaca, quien afirma que ni siquiera se realizaron las chingadas encuestas, y va más allá: en el proceso interno robaron, mintieron y traicionaron. Corolario: AMLO roba, miente y traiciona; jodiéndose a sus propios correligionarios; de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde.

 

A mí me valen madre los moditos de AMLO con la Muchacha, y también que ésta, como diría Víctor Yturbe, el Pirulí, vaya viviendo ya de sus mentiras. Quien sepa de amores, que calle y comprenda, dice otra vieja canción.

 

Lo relevante, desde la perspectiva de la lucha por el poder, son dos cosas:

 

Que se fortalece el futuro posible de una división severa al interior de Morena, por la franca rebeldía que muestra Ricardo Monreal ante la detención de José Manuel del Río Virgen en Veracruz, en alianza con Dante Delgado y ahora con el apoyo de Marcelo Ebrard. Justo en tiempos complicados para AMLO, acusado de hacer pactos de silencio con Carlos Ahumada, el galán argentino de Rosario Robles, que ahora resulta que tiene videos comprometedores de gente directamente ligada a los flujos del dinero que maneja la 4T. “La iglesia en manos del útero”.

 

La pendejada mayúscula de pervertir a las encuestas como recurso democrático, que les podría dar a los Morenos una condición de poder y estabilidad en el poder que ni siquiera imaginan. Si en lugar de pervertirlas más de lo que ya están, se hubieran preocupado por dignificarlas, las encuestas les habrían servido no solo para escoger candidatos competitivos, sino que adicionalmente habrían mantenido la unidad interna de Morena y podrían impulsarlas para realizar elecciones constitucionales, abatiendo los costos de las elecciones con un esquema más democrático, dándole en la madre al INE y a sus exquisitos, que han desperdiciado décadas promocionando muchas pendejadas, en lugar de haber sido un factor central para generar una cultura popular democrática y estadística, que ahora permitiría, hasta a los pinches intelectuales mexicanos, entender que las encuestas ya no funcionan y que diluyen su intelecto cuando se basan en ellas para desorientar a la opinión pública.

 

Así las cosas, compañeros, ante el pirulí los Morenos tienen otra opción: ¡lo podrían chupar!