Entre informar e influir, El Norte optó por influir.

 

Se le atribuye a Michel de Montaigne la siguiente definición: “Mentir es no decir la verdad, con intención de engaño”; de acuerdo a esto, hay gente desinformada que falta a la verdad pero no son mentirosos, solo son pendejos.

 

Las complejidades del mundo moderno, nos ofrecen la alternativa de decir la verdad también con intención de engaño, curiosamente basados en otra idea del propio Montaigne: “La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha”. Veamos por qué:

 

El Norte publicó una encuesta que indica que Samuel García ha tenido un vertiginoso crecimiento que ya lo ubica como puntero. Todo ello en un momento en que los lectores estamos ávidos de información sobre los efectos que tuvieron en Samuel, y en el resto de los contendientes, las revelaciones que Adrián de la Garza hizo el pasado 16 de abril sobre los nexos familiares y cercanía de la familia de Samuel y el June, un líder del Cartel del Golfo.

 

Pero resulta que El Norte no recoge el efecto de los videos, y publica hoy una encuesta que pudo ser confiable el día 15, pero difícilmente el día 19. Para el público amplio, induce al engaño o auto engaño y genera la percepción de que los nexos familiares con un narco lejos de perjudicarlo, benefició a Samuel.

 

Si El Norte hubiera privilegiado su misión de informar por sobre la de influir en los electores, hubiera desechado la encuesta que hoy publica, y se habría apurado a medir el 17 y el 18 de abril, para informarnos hoy de qué manera se modificó la correlación de fuerzas, como consecuencia de la revelación de los nexos familiares de Samuel con el June.

 

Esto que hace El Norte es un atentado contra el sentido democrático, se distorsiona la percepción de los electores de modo claramente intencional y descarado (al menos ante los ojos de observadores informados). Y ante esto ¿el INE dónde está? Pues haciéndole al pendejo revisando cada publicación sobre resultados electorales para investigar quién contrató, quién pagó la publicación y otras cosas intrascendentes, mientras se trama, con el uso amañado de las encuestas, que los electores lleguen a las urnas engañados para elegir ahora, y arrepentirse después, como si necesitáramos de más arrepentidos.

 

¡Hasta la próxima!

 

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