El Bronco continúa levantando su cosecha envenenada.

Mientras escribo estas líneas acaban de pasar algunas horas después de la protesta que se presentó frente al palacio de cantera. Hubo convergencia de familias, niños, jóvenes y demás miembros de la sociedad que acudieron a manifestarse contra los incrementos generalizados de bienes y servicios.

En la mente colectiva llama la atención que hay un matiz interesante: se encuentra presente “está subiendo todo” y “el aumento del precio de la gasolina”.

Los aumentos que más presente tiene la gente son los relacionados a los combustibles y al gobierno federal.

La protesta transcurría pacíficamente con evidentes fallas de organización, donde todos hablaban mucho, pero decían poco, muchos querían tomar la palabra y no respetaron el orden de participación que habían establecido de antemano. Conozco de cerca la situación porque quien escribe estas líneas estaba programado a dar un mensaje en relación a posibles soluciones ante los aumentos. El problema reside en que había un grupo evidente de manifestantes violentos de aspecto pandillero, armados con cohetones y palos, que causaron destrozos ante la mirada silenciosa de la gente que acudió pacíficamente.

Las autoridades intervinieron porque la gente comenzó a acorralar a algunos manifestantes violentos. En caso de haber sido un cálculo de parte del gobierno estatal para reducir el malestar utilizando estrategias de choque de “la vieja usanza”, podría resultar en una medida contraproducente. En caso de haber sido así, la administración estatal cometió un error de apreciación, ya que los motivos principales de la protesta no iban encaminadas hacia la figura del gobernador, sino hacia el malestar generalizado. Los organizadores iban contra él, pero quienes asistieron no.

El Bronco goza de un 19% de aprobación, lo que reduce su nivel de maniobra, obligándolo a aplicar medidas de control de daños, aunque todo apunta a que no hay un plan coherente trazado a mediano y largo plazo. Los 3 niveles de gobierno presentan alertas y advertencias negativas, aunque el resultado violento de la manifestación podría – de nuevo- representar un costo político únicamente para el gobernador.

La percepción de la economía estatal se deteriora fuertemente, ya que quienes perciben que es “mala “incrementan con una alerta negativa.

¿Los recortes, falta de obra pública y parálisis gubernamental, que son articuladas por Fernando Elizondo, impactan negativamente al gobernador, mientras él recoge los frutos dulces del colapso del mandatario estatal, ya que presenta una alerta positiva en la pregunta hipotética de “por quién votaría?” en caso de repetirse la elección.

El fuego amigo es un peligro más grande que el enemigo externo, aunque una parte de la administración piense lo contrario.