La gente ni se entera…

 

En la conferencia matutina del pasado 26 de noviembre, el presidente López Obrador se refirió a un ranking publicado por Bloomberg donde se colocaba a México como el peor país para vivir durante la pandemia del coronavirus: “no afecta en nada (…) La mayoría de la gente ni siquiera se entera”, dijo el mandatario. La expresión nos puede ayudar a dilucidar por qué a pesar de grandes problemas en el país, una coyuntura política adversa y campañas opositoras beligerantes, la opinión pública mexicana no parece moverse demasiado.

 

Según la última medición de SABA Consultores, el coronavirus es la noticia más presente entre la población (37 por ciento) y 22 por ciento dice tener algún ser querido que falleció por COVID-19. Esta es una crisis real, que está enfrentando el gobierno y la población. Sin embargo, los números del Presidente y su partido muestran lo siguiente:

 

– La aprobación presidencial, de 61 por ciento, está estable; lo mismo que su desaprobación (26 por ciento).

– Cada vez más ciudadanos se identifican con MORENA (actualmente el 27 por ciento), mientras que la oposición continúa en el sótano (abajo del seis por ciento).

– La intención de voto para MORENA (27 por ciento) para diputados federales es incuestionablemente superior a la de otros partidos.

 

También, los monitoreos de SABA—donde se puede ver el dinamismo con el que evoluciona la opinión pública e identificar a tiempo lo que se está haciendo bien o mal —muestran, que el proyecto presidencial al momento tiene una clara ventaja:

 

– La identificación partidista de MORENA (alrededor de 27 por ciento) continúa al alza y registrando alerta positiva.

– La intención de voto por MORENA para diputados federales registra una tercera advertencia positiva, mientras que la intención de voto e identidad partidista opositoras continúan hundidas.

 

¿Por qué a la 4T no se le mueve un pelo y al contrario, consolida su ventaja? Podemos aventurar dos hipótesis:

 

1.- Los canales de información que utilizan los críticos son ineficaces, no así los que utiliza la 4T; y

2.- Los mensajes opositores son directamente contrarios a los que piensa la gente y, por lo tanto, caen en oídos sordos; no así los que emite la 4T.

 

Sobre la primera hipótesis, la encuesta de SABA Consultores nos dice que 73 por ciento de la población tiene acceso a Internet y 63 por ciento tiene una cuenta de Facebook. Tan sólo esos datos podrían indicarnos por qué los movimientos opositores —articulados sobre todo alrededor de la opinión publicada y medios de comunicación tradicionales—no están llegando a la gente. Probablemente, los ciudadanos ya se informan más en Internet, donde la exposición a mensajes ajenos es limitada (cámara de eco).

 

En este sentido, hay que destacar, que además de los segmentos tradicionalmente de MORENA, quienes disparan hacia arriba (alerta positiva) la identidad partidista de este partido (SABA los llama “hipocentro”) se encuentran justamente personas con Internet. Esto da elementos en favor de la primera hipótesis: los votantes prefieren enterarse en sus canales de información favoritos.

 

En cuanto a la segunda hipótesis, consideremos los siguientes ejemplos: 57 por ciento de los ciudadanos cree que AMLO debe seguir como presidente, mientras que sólo 25 por ciento dice que debería renunciar. Sin embargo, la oposición insiste en convencer a la mayoría de que cambie su opinión. De igual modo, 66 por ciento de los ciudadanos manifiesta rechazo a una alianza opositora, pero la oposición insiste en conformar alianzas y encima comunicar esta decisión ampliamente. Esta táctica en realidad ayuda a la 4T: a menos que se sea muy persuasivo, los votantes atienden y escuchan a quien piensa como ellos.

 

Similarmente, en el hipocentro de la advertencia positiva de la intención de votos de MORENA se encuentran personas que viven en Baja California. En esta entidad, recientemente la bancada de MORENA propuso cambiar la capital del estado de Mexicali3 (800 mil personas en el padrón electoral) a Tijuana (1.4 millones del padrón electoral). Esta medida podría haber gustado a los electores. Otra explicación, es la amplia difusión que se le ha dado al proceso de selección interno de candidato de MORENA en la entidad (que seguramente llegó por los canales adecuados) comparado con la contraparte, que busca un bloque opositor (que como ya vimos, no le gusta a la población).

 

No todo está perdido para los partidos tradicionales. Este monitoreo de SABA es la quinta medición por encima del promedio entre quienes piensan que AMLO debería renunciar, gracias sobre todo a los baby boomers y lo más informados (hipocentro). Sin embargo, el antihipocentro (los que no creen que deban renunciar) está conformado por segmentos tradicionalmente priístas (68 años y más de edad, 0-6 años de estudios, sin Internet, ingresos entre $2,401 y $5,000 mensuales), que representan más votos. En la medida en que la oposición consiga hablar y hacer campaña fuera de y para personas no vinculadas con los canales de difusión de siempre, la oposición podría ir abriendo brecha en la preferencia electoral de los mexicanos.