La otra condición de vida inquietante para el ser humano, junto a la variación que tratamos en la primera lección, es la incertidumbre. Nos angustia, quisiéramos que no existiera. Deseamos certeza y seguridad en el trabajo y también en las relaciones amorosas. En los cuentos de hadas un final común es que: «se casaron y vivieron felices para siempre». Tal es el ideal; un mundo sin variaciones ni incertidumbres. Sin embargo vivimos a diario con la incertidumbre fundamental respecto a si continuaremos con vida. Nadie tiene ni al menos la certeza de que vivirá mañana, pero cerramos los ojos a la realidad y actuamos como si fuéramos eternos.

Para medir la incertidumbre se desarrolló dentro de la matemática una rama conocida como probabilidad. Ante un fenómeno determinado, esta disciplina nos aporta elementos operativos que nos permiten asignar un número al grado de certeza que tenemos de que tal fenómeno ocurrirá o se presentará. La probabilidad en sentido estricto tiene que ver con el futuro, por su asociación con la incertidumbre. En el presente o pasado se vive una condición de certeza respecto de si los fenómenos se presentaron o no.

La probabilidad es al propio tiempo el nombre del cuerpo matemático de conocimientos sobre el tema de fenómenos aleatorios (inciertos) y el valor numérico que se asocia al grado de certeza o incertidumbre sobre su realización.

En lecciones posteriores tendremos ocasión de abundar más sobre la probabilidad, tanto como rama de la matemática como forma de medición para la incertidumbre. Por el momento sólo diremos que cuando un fenómeno es casi seguro que suceda la probabilidad asignada será cercana al valor 1, mientras que cuando es muy difícil que ocurra su probabilidad será cercana al valor 0. Cuando sobre un evento consideramos que el grado de certeza con el cual pensamos que puede ocurrir es el mismo de que no ocurra, establecemos que la probabilidad es 0.5. Por ello podemos decir que la probabilidad de que al lanzar una moneda balanceada resulte un «águila» es 0.5, que la probabilidad de se apague el Sol es muy cercana al 0 y de que el día de mañana tendremos otro amanecer es muy cercana al 1.

Con base en lo anterior es que entendemos por qué Donald B. Owen definía a la Estadística como: La Ciencia que trata el problema de la variación porque la variación genera incertidumbre, y también porque Sir Ronald Fisher, conocido como el padre de la estadística aplicada, la entendía como: La Ciencia de la toma de decisiones ante la incertidumbre.

Los elementos de Estadística Descriptiva, particularmente los de tendencia central, aún en forma primitiva, vienen desde los antiguos egipcios, mientras que las primeras reflexiones sobre la probabilidad con Pierre Simon Laplace y otros, datan del siglo XVIII. Cuando la milenaria Estadística Descriptiva con sus medidas de tendencia central y de dispersión se funde con la Probabilidad para atender el problema de la Incertidumbre, surge el milagro de la Ciencia Estadística.
Hasta la próxima, cuando hablaremos de Poblaciones y Muestras, y sus conceptos asociados: Parámetros y Estadísticos.