Salvo los procesos electorales judicializados, en general tenemos a un grupo de triunfadores felices y otro grupo mucho mayor de derrotados, con razones para la tristeza.

 

Al margen de las lecciones que tanto a triunfadores como derrotados les quedaron, vale la pena tener en cuenta las siguientes observaciones:

 

  1. Que el mando, el poder, dimana de la Opinión Pública (José Ortega y Gasset).
  2. Que la única forma de conocer la Opinión Pública es a través de la encuesta (Vincent Price).
  3. Que las encuestas no deben verse como el espejo mágico de la madrastra de Blanca Nieves.
  4. Que es más importante ser que parecer.
  5. En consecuencia, que hace más sentido usar los resultados de encuestas para fortalecerse, que corromperlas para usarlas como propaganda.
  6. Que es importante contratar a una sola casa encuestadora, y no a un panel de encuestadoras para creerle a la que les de los resultados más favorables.
  7. Más complicado, pero ojalá pronto se entienda que, a raíz del internet y la telefonía celular, las encuestas deben derivarse de Monitoreos Estadísticos (como los míos), que son la clave para la mejora continua.
  8. Que las campañas electorales, en mucho, arrancan definidas por el trabajo previo de los candidatos.
  9. En consecuencia, la mejor campaña que puede hacer un futuro candidato es atender del mejor modo posible a sus gobernados o representados y, en consecuencia, deben comportarse como si anduvieran en campaña de baja intensidad, pero atentos a la evaluación que de ellos hagan sus gobernados o representados.

 

La democracia siempre ha sido un breve espacio, como diría Pablo Milanés. Y da la impresión de que se va a estrechar aún más, lo que obligará a la oposición a no dar concesiones; a esforzarse por hacer campañas más sustentadas en las ciencias sociales y la estadística, que en la mercadotecnia.

 

Salvador Borrego, Ph.D.
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