Salvo los procesos electorales judicializados, en general tenemos a un grupo de triunfadores felices y otro grupo mucho mayor de derrotados, con razones para la tristeza.
Al margen de las lecciones que tanto a triunfadores como derrotados les quedaron, vale la pena tener en cuenta las siguientes observaciones:
- Que el mando, el poder, dimana de la Opinión Pública (José Ortega y Gasset).
- Que la única forma de conocer la Opinión Pública es a través de la encuesta (Vincent Price).
- Que las encuestas no deben verse como el espejo mágico de la madrastra de Blanca Nieves.
- Que es más importante ser que parecer.
- En consecuencia, que hace más sentido usar los resultados de encuestas para fortalecerse, que corromperlas para usarlas como propaganda.
- Que es importante contratar a una sola casa encuestadora, y no a un panel de encuestadoras para creerle a la que les de los resultados más favorables.
- Más complicado, pero ojalá pronto se entienda que, a raíz del internet y la telefonía celular, las encuestas deben derivarse de Monitoreos Estadísticos (como los míos), que son la clave para la mejora continua.
- Que las campañas electorales, en mucho, arrancan definidas por el trabajo previo de los candidatos.
- En consecuencia, la mejor campaña que puede hacer un futuro candidato es atender del mejor modo posible a sus gobernados o representados y, en consecuencia, deben comportarse como si anduvieran en campaña de baja intensidad, pero atentos a la evaluación que de ellos hagan sus gobernados o representados.
La democracia siempre ha sido un breve espacio, como diría Pablo Milanés. Y da la impresión de que se va a estrechar aún más, lo que obligará a la oposición a no dar concesiones; a esforzarse por hacer campañas más sustentadas en las ciencias sociales y la estadística, que en la mercadotecnia.
Salvador Borrego, Ph.D.
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