Claudia pretende que con ella, ante el difícil reto que enfrenta ante Trump, vamos todos los mexicanos. ¡Por supuesto que se equivoca! Amplios sectores hemos sido marginados y denostados por el populismo y la polarización que le han permitido hacerse del poder y mantenerse en él, a Morena.
A Claudia ante Trump no la acompañamos todos los mexicanos, porque un sector minoritario, pero ilustrado y con capacidad para ejercer el poder, hemos sido marginados. Muchos deseamos que le vaya bien, pero nos sentimos ajenos a sus afanes.
La pretensión de Claudia de ser acompañada por todos equivale a que quienes tenemos plena conciencia del desastre que la 4T ha significado para México, aceptemos el innoble rol de ser “perros de rancho”. A esos pobres caninos de campiña, ¡cuando hay fiesta los amarran, y cuando hay pleito los sueltan!
Me encantaría sentirme parte del contingente que hoy acompaña a Claudia, pero créanme que no es mezquindad preguntarme, ¿a cambio de qué?
Y la respuesta está a la vista: ¡A cambio de nada! Los madrazos, insultos y descalificaciones seguirían igual o in crescendo.
Ante esto me pregunto: ¿Qué clase de pendejo pensará la presidenta que soy yo?
Y la respuesta también está a la vista: Una clase de pendejos que no advirtieron el grave riesgo que representaba AMLO tanto para sus propios intereses como para México.
¡Solo me resta decir, que yo soy otra clase de pendejo!
Salvador Borrego, Ph.D.
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