No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas. – Salmos 105:15.

 

En tiempos medievales, abundó la práctica de ungir a los monarcas, con objeto de dotar a su poder de una conexión directa con la divinidad. Por supuesto para fortalecerlo, pero también para intentar, según casos, ligarlo o desligarlo de los siempre ávidos deseos de Roma. De una manera u otra, el refrendo de un gobernante o aspirante a serlo por una autoridad superior permaneció a lo largo de los siglos como práctica común en la política. Buen ejemplo de ello lo dio el PRI de la “dictadura perfecta”. Ahora Andrés Manuel nos dice que ya pasaron los tiempos del “tapado”, pero al mismo tiempo escenificó el pasado sábado el banderazo de salida a lo que, precisamente en esa otra época, se llamó “la estampida de los búfalos”. Tres corredores iniciaron la carrera: Claudia, Marcelo y Adán Augusto. Uno se mostró orgulloso de ser excluido, Monreal, y es que el que no se conforma es porque no quiere.

 

Los datos de SABA Consultores correspondientes al día 13 nos pueden dar luz sobre los efectos de la puesta en escena de Toluca. En primer lugar, aunque no como novedad, queda claro que la autoridad suprema con capacidad de ungir al aspirante es sin ningún género de dudas Andrés Manuel López Obrador. En el punto en el que estamos, quien se quiera engañar acerca del propio proceso interno de Morena o de la elección del 24 está en su derecho de hacerlo. AMLO sale reforzado del evento del sábado, porque se confirma la estabilidad de sus datos de aprobación, e incluso se reducen las antipatías hacia su figura. Un aviso favorable en sus calificaciones altas nos habla de la satisfacción de sus seguidores: el poseedor del poder tiene el amor del pueblo. Eso sí, como ya hemos constatado en infinidad de ocasiones, son quienes reciben apoyos los principales promotores de los avisos favorables del líder. Los pagos llegan, de momento, puntuales.

 

En cuanto a los tres gallos que protagonizaron el inicio de la carrera, los números dicen que los mejor posicionados son Claudia y Marcelo. Este último parece el más beneficiado del acto del sábado, con alerta positiva en la respuesta espontánea sobre la sucesión presidencial, y mejoría en las preferencias sobre candidatos en Morena, es decir, sobre ser el ungido. Lo más relevante en el caso del canciller es que recibe el favor de los estratos con más estudios, que empiezan a percibirle como el mal menor cuando ya no esté Andrés Manuel. Pero Claudia repite aviso favorable en intención de voto, sobre todo si se enfrentara a una oposición dividida. Monreal, el expulsado del paraíso, no solo completa serie por debajo de su promedio en preferencias, sino que recibe advertencia negativa en rechazos. No obstante, es lo de menos que no tenga el favor del pueblo, lo peor es que no tiene el del sumo sacerdote, que es el que posee el aceitito sagrado que depositará en la frente del elegido. La situación contraria es la de Adán Augusto: aunque no despierte entusiasmo, se sabe que don Andrés se lo mira con buenos ojos, por más que los datos estén diciendo que el candidato más competitivo es otro. Dice el gran tlatoani que en absoluto habrá elección interna, “para que no se meta la mafia”. Nunca dejes que una votación te estropee tus planes.

 

En la triste y tortuosa vereda de enfrente, es decir, por la que transita eso que llaman oposición, una vez digerido lo del día 5, empieza el llanto y el rechinar de dientes. Alito, el encargado de terminar de descomponer el PRI, se enfrenta a acusaciones de corrupción y a los reclamos de quienes, de la “vieja guardia”, todavía no están en Morena. Los guarismos de los aspirantes opositores son magros y en gran parte desoladores para ellos. Aunque Colosio vuelve a tener pequeños repuntes en el “Top of mind” de candidatos y en el rubro de mejores políticos, lo cierto es que, a la hora de la verdad, que es la intención de voto, ni acudiendo a la cita electoral solo, como los buenos toreros, ni en compañía de los restos de los otrora partidos dominantes, estaría en este momento en disposición de plantar cara a ninguno de los dos candidatos principales de Morena. En cuanto a Anaya o De la Madrid, o en general el resto del grupo de posibles líderes opositores, ni siquiera llegan a inspirar un rechazo que se pueda entender como tal. No los hacen en el mundo.

 

Así que el obradorismo, que es el verdadero nombre de la 4T, se encamina hacia una sucesión plácida, bajo consignas de cohesión y de unidad, que es lo mismo que decir que el que se mueva no saldrá en la foto. El fracaso estrepitoso de la alternancia política ha supuesto la culminación del regreso al modelo de partido hegemónico que imperó en México durante décadas, todo ello bajo el maquillaje de una supuesta transformación. La oposición da patadas de ahogado porque ninguno de sus integrantes ha sabido o querido leer lo que en realidad estaba pasando: el entreguismo del priísmo en 2018 y la soberbia de los azules de Anaya han generado una erosión tan profunda que apenas están en el hueso. Por eso, y aun suponiendo un prematuro liderazgo de Colosio en MC, sería bajo la mala premisa de ir solo, o la peor de ir mal acompañado. O mucho cambian las cosas o la única unción que, a día de hoy, pueden esperar por el lado opositor, es más bien la de los santos óleos que se aplican en el tránsito a la condición de difunto. Requiescat in pace. Y amén.