Hay veces que nada el pato, y hay otras que ni agua bebe. – Dicho popular mexicano
Ya avisábamos la pasada semana de que había que esperar a que se confirmaran como tendencia las variaciones registradas, y que no debía cundir el pánico entre unos ni el triunfalismo entre otros. Pues, en efecto, los datos registrados este lunes por SABA Consultores se resumen en la práctica reversión de todos y cada uno de los avisos, favorables para Xóchitl y la oposición, y desfavorables para AMLO y su movimiento.
Tan en así que, en el caso del presidente, tanto en aprobación como en calificaciones altas nos encontramos con un vigoroso regreso del entusiasmo en forma de sendas alertas positivas. Lo mismo pasa en el rubro de mejores políticos. Por el contrario, los avances de la candidata opositora y del PAN se quedan, por ahora, en agua de borrajas. Cuidado también igualmente con sacar conclusiones precipitadas esta semana.
De que hubo deterioro en la anterior medición, lo hubo. De que hay recuperación en esta, la hay. Eso de lo que nos está hablando es de un contexto inestable, y cuando hay inestabilidad, siempre se debe imponer la prudencia en el análisis. Las distancias se mantienen, pero es innegable que puede haber cambios y que queda trecho.
El ”Top of mind” de acontecimientos que captaron la atención ciudadana está, como siempre, o más si cabe, repleto de hechos relacionas con la violencia y el crimen. El presidente afirmó hace pocos días que “no hay cosas graves en seguridad”. Lo de AMLO ya no son otros datos, es directamente otra realidad. No obstante, es sintomático que hayan desaparecido las menciones a las presuntas vinculaciones con el narco. Por ahí puede andar una clave, la triste clave de la aceptación de un hecho consumado sin darle demasiadas vueltas.
En cuanto a la composición de los respaldos de las aspirantes, en sucesivas mediciones las Cartas de Navegación Política se irán enriqueciendo, y señalarán con más precisión fortalezas y debilidades de las dos principales candidatas. La riqueza de las CNP es casi infinita. Les recomiendo que les echen un vistazo y las analicen a su sabor y gusto, están a disposición del público en la página de SABA. Como decíamos en mis ya lejanos y menesterosos primeros tiempos universitarios: si es gratis, aprovecha.
Por cierto, y hablando de gratis, los perceptores de ayudas sociales alcanzan esta semana un número récord. Se desliza ahí otra clave de la recuperación de AMLO y Sheinbaum, como ha pasado reiteradas veces a lo largo del sexenio. Y quiero insistir y puntualizar en algo ya dicho en otras ocasiones: los programas sociales son necesarios, pero jamás deben ser un fin en sí mismos, sino una medida circunstancial en tanto en cuanto se crean las condiciones necesarias para que el Estado deje de ser meramente asistencialista.
Quienes reciben esas ayudas y quizá, en muchas ocasiones, la amenaza del crimen organizado, no son culpables de nada, sino víctimas del sistema. Se llama voto cautivo. Los verdaderos culpables son quienes, mediante esa estrategia política, pretenden perpetuar la ausencia de permeabilidad social para mantener su base electoral, llamándolo “bienestar” sin arrobo alguno. Y también lo son quienes no son capaces de plantear una alternativa viable a esa situación, que no es más que el viejo silogismo del pan para hoy, hambre para mañana.
Cómo exigirles que voten con la cabeza y no con las vísceras, si estas están faltas del mínimo sustento. Es más que comprensible que se agarren al clavo ardiendo de las migajas que caen de la mesa de la 4T. Hace poco, y es verídico, vi esta afirmación en redes sociales: “Yo ya no quiero novio, sólo quiero seguro social y prestaciones.” El 2 de junio en la noche, dirán como Pío Cabanillas: hemos ganado, lo que todavía no sabemos es quiénes. El chiste se cuenta solo.