Del desengaño al capricho, o a la rectificación.

 

Me enterneció esta mañana leer a Francisco Martín Moreno, un exitoso escritor de novelas históricas, cuando propone una fórmula mágica para derrotar a Morena en las elecciones federales próximas.

 

Sugiere, a quienes no votamos por AMLO (yo nunca he votado por él, no por su supuesta ideología, sino por sus rasgos de personalidad), que nos demos a la tarea de convencer a dos, de los 40 millones que no votaron el 2018 o, más complicado aún, que convenzamos a dos amlovers, de votar en contra de Morena en el 2021. Y concluye diciendo: “Escojamos a dos abstencionistas o amlovers cada uno: es fácil …”

 

¿Fácil? ¡No! Ni siquiera es fácil persuadir a un abstencionista para que acuda a hacer efectiva su preferencia. Convencer a un amlover para votar en contra de Morena, es punto menos que imposible. Esta fantasía de Moreno es muy similar a las fantasías de los operadores de tierra; creen que ellos mueven la aguja electoral llevando gente a votar, pero a final de cuentas la gente vota por quien les da la gana.

 

Dicho de otro modo, a lo más que podemos aspirar con nuestro activismo ciudadano, es a que la gente vaya a votar. Y si el propósito es que se vote en contra de Morena, se debe primero desarrollar un esquema eficiente para lograr desengañar  a quienes le dieron un voto de confianza absteniéndose o votando por ellos. Y eso no se logrará con esfuerzos atomizados, sino a través de una muy bien estructurada campaña de propaganda que identifique y machaque sobre el talón de Aquiles de Morena (yo creo que ya sé cuál es) y que trate a sus seguidores con respeto.

 

Si se logra desengañar a alguien, pero lo insultamos, será más fácil que se encapriche a que corrija. Sería además un encaprichamiento entendible: se sentiría más seguro del lado de Morena, que apoyando a quienes de triunfar podrían tomar represalias contra ellos.

 

Por ello la primera línea de combate es el tema de polarización. Si la oposición sigue cayendo en el juego de AMLO, su principal promotor, está perdida. Si AMLO, Mario Delgado, et al, quedan como los rijosos y los líderes de Va por México como los ecuánimes, se abre una posibilidad.

 

Si ya no se insulta a quienes votaron por Morena, si se les reconoce como hermanos que somos todos, y con ánimo sereno buscamos centrar la discusión política, pública y privada, en los hechos (the facts, como diría Bertrand Russell), se incrementarían mucho las posibilidades de desengaño como preludio a la rectificación.

 

Si los anti AMLO, los odiadores de AMLO, continúan con su frenética hostilidad contra la 4T y sus seguidores, estarán resolviendo algunos de sus problemas psicológicos, pero contribuyendo destacadamente al triunfo de Morena en el 2021, y fraguando una Profecía Autorrealizada que apunta a Venezuela.

 

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