Cosas de la vida profesional de un Cartógrafo Político.

 

Hoy tuve una conversación interesante con uno de mis queridos promotores (amigos de la política que entienden mi metodología y la promueven, por el solo interés de apoyar a sus amigos candidatos o gobernantes, y de paso a mí también).

 

Me confió que uno de mis supuestos clientes no cree en mi metodología.

 

Divertido, le respondí: es claro que no entiende mi metodología, de ser así no me debería dinero y estaría haciendo todo lo posible por garantizar mis servicios para sus proyectos.

 

Y ya entrado en el tema, abundé con lo siguiente:

 

No pocos de mis clientes, creo que me han contratado para que no haga públicos mis resultados. Una forma elegante de callarme la boca. Los más me contratan porque tengo fama de ser muy preciso en mis predicciones (se me ponen los pelos de punta, porque siempre una buena encuesta puede fallar). Y casi nadie me contrata por mi capacidad de detectar, antes que nadie, riesgos y oportunidades. ¡Una real ventaja competitiva!

 

Cuando eso ocurra no andaré tratando de vender. Me daré el lujo de escoger a mis clientes, pero para ello deberé esperar unos 50 años, ja ja.

 

Perdón por distraerlos con los avatares de mi vida profesional, aunque sé que a muchos les encanta el chisme. De hecho tengo pendiente escribir un libro de anécdotas de mi vida profesional, que deberá llamarse dependiendo de cómo me vaya en los próximos años. Si me va mal se llamará “Salvador Borrego, la historia de un fracaso”, y si me va bien, se llamará “No que no, cabrones”.

 

A como veo las cosas, creo que el título será el primero, ja ja; en cuyo caso podría ponerle un subtítulo: “No vendo, pero me divierto”.

 

¡Hasta la próxima!

 

saba@sabaconsultores.com