¡Vamos a ganar!

 

Le debemos a Paul Lazarsfeld, el matemático que corrigió los errores de origen de las encuestas, desde Carlos Marx hasta George Gallup, la idea de que los entornos sociales inmediatos influyen de modo destacado en las percepciones individuales.

 

El usó esta tesis para asomarse a la probable intención de voto de los indecisos, que tenían menos dificultades para responder a la pregunta: ¿quién cree usted que ganará la elección?, cuya respuesta denota el sentir de su entorno social inmediato y tendrá gran influencia si finalmente supera la indecisión.

 

Nosotros, en SABA CONSULTORES, hemos encontrado otra buena alternativa para quitarle la máscara a los indecisos, pero eso lo dejaré para otro dixit; lo que ahora deseo puntualizar es un entrono social inmediato muy pernicioso para los intereses de los candidatos: el formado por sus equipos de campaña, que se resume en una frase: ¡Vamos a ganar!, en un ambiente donde solo los traidores podrían albergar dudas sobre el triunfo.

 

Pues bien, de ese natural ambiente de campaña, los candidatos distraídos (casi todos) derivan su convicción plena de que saldrán victoriosos.

 

La tragedia es que muchas veces se pierden elecciones por negarse a aceptar deterioros detectados con oportunidad, que al no ser atendidos cuanto antes y con inteligencia, van conformando la derrota.

 

Muchos de esos deterioros se detectan con  bastante antelación al periodo oficial de campaña. La elección presidencial del 2012 se le complicó a EPN desde la FIL en diciembre, y a AMLO en el 2006 desde el Cállate Chachalca de mediados de marzo.

 

Por ello los candidatos deben de medir desde ya con regularidad, y para ello es importante que tomen las siguientes consideraciones:

 

  1. Deben contratar un encuestador, solo uno, el que le inspire la mayor confianza; es importante que tenga al menos maestría en estadística.
  2. No contrate varias compañías encuestadoras, mejor haga más encuestas con su encuestador de confianza, y por ningún motivo se le ocurra andar haciendo promedios de encuestas. Deje esO para intelectuales como Leo Zuckermann.
  3. Los reportes los debe recibir directamente, para saber si avanza, retrocede o sigue igual, para con base en ello juzgar el desempeño del resto de sus asesores y colaboradores.
  4. Por ningún motivo permita que su estratega principal sea el mismo que le haga las encuestas. Las encuestas durante la campaña EVALÚAN al estratega principal, y el candidato debe estar alerta ante resultados pobres, para exigir replanteamientos en estrategia y táctica.
  5. Escuche y agradezca a los jubilosos que le auguran y aseguran que el triunfo será suyo, que la victoria de los adversarios es moralmente imposible, y tantas otras cosas que se escuchan en los comités de campaña y cuartos de guerra, pero NO LES HAGA CASO. Haga sus juicios, y tome sus decisiones con base en las encuestas.

 

¿Vamos a ganar? ¡Sabrá Dios! Ya se verá el día de la elección. Lo que sí podemos saber, una vez definidos los candidatos, es si vamos ganando, si vamos perdiendo o vamos parejos con algún otro. Y que si llega al día previo a la elección en condición de ir ganando, lo más probable es que ganará.

 

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