EL MEJOR CANDIDATO DE LA OPOSICIÓN, QUE QUIZÁ NO SERÁ, OPUS 2.


Sabrá Dios en qué pararan las misas electorales del 24, pero de que el proceso estará muy divertido, no tengo ni la menor duda.


Pero el sigue con el sueño
De llegar a ser su dueño
Y la muchacha
No lo quiere


El mala estrella, de José Alfredo Jiménez.


En las cosas de la política, como en las cosas del amor, desde la perspectiva masculina, solo una cosa importa, sin matices, sin atenuantes, La Muchacha te quiere o no te quiere. A veces la Muchacha es mucha gorda pa’l indio, pero aún así nos quiere; a veces se es claramente conveniente para ella, pero la Muchacha no muestra ningún interés y ¡a veces se enamora de cada pelafustán!


Ante la aceptación o el rechazo cada galán reacciona de diferentes maneras; la opción más gloriosa es cuando la Muchacha quiere y el galán no deja pasar la oportunidad; se abre en este caso la posibilidad de alcanzar el anhelado ideal de amar y ser amado; a veces la Muchacha quiere, pero el galán se arruga, y como Mamado Nervo, cerrando los ojos la deja pasar.


Cuando la Muchacha no quiere, lo más sensato, sabio y digno es retirarse; hay tantas que es mejor buscar en otra parte, sabiendo que nunca falta un roto para un descosido; lo más interesante es cuando la Muchacha no quiere y el galán no lo acepta; toda la gama de la pendejez humana se puede apreciar en esta circunstancia, todas las siguientes expresiones caen en esta desafortunada situación: Sus labios me dicen que no, pero sus ojos me dicen que sí.


En las lides del amor sí es sí, tal vez es sí y no, es tal vez (la filosofía de Pepe Le Pew); de modo que, a seguir enviando flores, hacerse presentes (los políticos buscan ser entrevistados y pagan propaganda), enviar regalos, etc. La clave en el amor es insistir.


Y ustedes agreguen la primera forma de hacer el ridículo que recuerden, de algún desafortunado enamorado al que, como al Mala Estrella de José Alfredo Jiménez: La muchacha no lo quiere.


Aclarando que en las cosas amorosas los juicios no son dictados por vivencias personales, sino por la literatura especializada de Corín Tellado y Yolanda Vargas Dulché, les comento que en la arena política me toca el penoso caso de ser el vocero de la Muchacha, soy yo el que tengo que decirle a los galanes encuerdados que la Muchacha no los quiere, y de lo menos que me acusan es de mentiroso; me piden que revise mi metodología para escuchar a la Muchacha, que seguramente ella dijo que sí, pero yo escuché que no; que ellos tienen todas las calificaciones para ser queridos por la Muchacha, y que por consecuencia, a güevo debe quererlos.


Yo les sugiero a todos que vean la película Hechizo del tiempo o El día de la marmota, para que entiendan que el arte de enamorar tiene que ver con la disposición de coincidir en la conversación en las cosas que a ella interesan; hasta les actualizo semana a semana los temas en los que la Muchacha está pensando, pero ellos le hablan de los temas y traumas que a ellos les interesan o les duelen, y luego se sorprenden de que los manden a la chingada.


Así las cosas, compañeros, sabrá dios en qué pararan las misas electorales del 24, pero de que el proceso estará muy divertido, no tengo ni la menor duda.


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.