Del “uy que miedo” al “¿me abru-más?



Los Monitoreos y las Cartas de Navegación Política, el regalazo que le he dado al mundo, conforman un sistema de previsión y evaluación política, que dan la posibilidad de forjar juicios con base en hechos (en datos), más que en prejuicios.

Cuando adapté las ideas del Control Estadístico de Calidad (área en la que hice mi tesis doctoral como estadístico) de la industria al contexto social, uno de los cambios más relevantes es que, mientras que en los procesos industriales por lo común toda variación que se aparta de los límites de especificación es mala, en el ámbito social (político) hay también variaciones buenas; además, ponemos atención no solo en nosotros, sino también en nuestros adversarios, y no siempre es malo que un adversario se fortalezca.

Por otra parte, la evaluación no se limita a la correlación de fuerzas e indicadores políticos similares; también podemos evaluar juicios y criterios con base en los cuales se toman decisiones. En política, nos dice mi amigo Daniel Eskibel, tendemos a caricaturizar a nuestros adversarios y a confrontar no a nuestros adversarios sino a la caricatura que hicimos de ellos; con el inconveniente de que nuestros adversarios casi siempre son mejores y más cabrones que la caricatura que hacemos de ellos.

Pues bien, las páginas editoriales y la comentocracia están plagadas de juicios condenatorios a la caricatura de Alito Moreno, pero la semana pasada el PRI registró una clara Alerta Positiva en Identificación Partidista; ¡saque sus conclusiones!

En otro orden de cosas, siempre hay razones para un posible fortalecimiento y también para un posible debilitamiento. A veces éstas se contrarrestan, y da la impresión, pensando en la lógica de los procesos industriales, que nada está pasando, cuando en realidad muchas cosas están pasando, pero de signos opuestos.

Como ejemplo de lo anterior podemos considerar la popularidad de AMLO. Hay razones para que se registren alertas positivas (la intensa propaganda por el informe) y también hay razones para su deterioro (sus contradicciones y cambios de opinión, y la nada viril actitud frente a los gringos, que podría decepcionar a La Muchacha), y estas razones encontradas podrían mantener sus valores de aprobación y calificación sin variaciones significativas.

En conclusión, compañeros, vivimos la política como un burlesque involuntario de políticos, politólogos, encuestólogos, influncers, conductores televisivos y radiofónicos, académicos e intelectuales, todos aficionados por usar a las encuestas como su guía, contribuyendo al hundimiento de México, en una tragedia cargada de humorismo involuntario.

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.