Elecciones ante la incertidumbre.

A menos de un mes de las elecciones para renovar los mandatos constitucionales en seis estados, lo único que tenemos para asomarnos a los posibles desenlaces son las encuestas tradicionales, y éstas, como siempre, podrían fallar en sus pronósticos.


En esta ocasión me toca jugar como simple espectador, pues los candidatos con quienes tuve contacto o andaban muy jodidos, o se les hicieron muy caros mis servicios; me inclino a pensar que fue lo segundo, porque en los tiempos que corren hay sobre oferta de encuestas automáticas o basadas en Facebook que son muy económicas, casi tan económicas como inútiles.


Lo interesante, finalmente, es que nos aproximamos a seis elecciones estatales entre propaganda más que información, y de la poquita que de esta última tenemos no podemos esperar mucho, porque llegaremos al 5 de junio próximo entre las turbulencias generadas por la sucesión presidencial anticipada, la guerra intestina dentro de Morena por la candidatura, y escándalos como los desfiguros que Claudia Sheinbaum anda haciendo por el peritaje sobre las causas del derrumbe de la línea 12 del Metro, que seguramente la responsabiliza, pues de otro modo no andaría haciendo tanto pedo: “Gallina que se sacude, trae gorupos”, diría mi querido tribuno y padrino César Lucio Coronado.


En consecuencia, quedamos ante una muy sabrosa incertidumbre, con candidatos que piensan que van a ganar, porque todos traen alguna encuesta que así se los anuncia, gestándose un caldo de cultivo muy propicio para que, el próximo 5 de junio, retumbe la palabra que ha acompañado a AMLO en todas sus campañas políticas: FRAUDE.

Es claro que cualquier cosa podrá suceder, y que será una prueba más para el INE. Seguramente será ocasión propicia para incentivar los apetitos Morenos de exterminarlo, pero confío en que, una vez más, Lorenzo Córdova sorteará exitosamente los embates de AMLO y sus amadísimos fieles.

La recomendación, como ciudadanos, es juzgar basados en evidencias. Si no hay claras irregularidades, no hacer caso de los berrinches de los perdedores, y en todo caso dejar que las instancias judiciales para temas electorales den su veredicto.

¡Que ganen los mejores!

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.