La Marcha de la vergüenza.


Cuando los años pasen, los mexicanos del futuro sentirán vergüenza de que en México hayamos tenido que salir a las calles hoy, para exigir el cumplimiento de la ley.


Nadie recordará, por cierto, que un pobre borreguito se conformaba con que se recuperará la racionalidad en la toma de decisiones. ¡Tal es el retroceso que como país hemos dado!


Me refiero al día de hoy, porque se me prolongó la noche, son las 4:47 de la mañana, ha sido una larga noche de insomnio; así me sucede cuando ocurren cosas de impacto, como saber que un compañero que nos acompañó en la Marcha en Monterrey, se desplomó infartado durante el recorrido; hay muchos indicios de que perdió la vida, ojalá se haya salvado.


Emocionante sin duda el desalojo de los pelafustanes que han hostilizado a los ministros de la SCJN durante los últimos dos meses, con la plena complacencia de AMLO y Sheinbaum. Venturosamente no hubo lesionados, pero es claro que el riesgo fue grande, y más aún lo será si insisten en estar chingando con ese plantón.


Nunca me dirijo a AMLO, porque se que no escucha, pero sí puedo expresar mi deseo de que haga menos jodido su final; de que ya guarde a su Tigre Nalgón, al que ahora se le apareció el diablo, y haga un esfuerzo por comprender algo vergonzosamente simple: ¡La ley, es la ley!


Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.