Austeridad dispendiosa y pendeja.

Cuando advertí que la opinión pública se movía más rápido de lo que por décadas lo había sido (1993), a grado que encuestas bien realizadas fallaban en sus pronósticos por desactualización, llegué a la conclusión de que la solución era realizarlas con mucha mayor rapidez, pero sobre todo con mucha mayor frecuencia.

Por aquellos tiempos había encuestadoras extranjeras que cobraban cantidades de hasta 250 mil dólares, 5 millones de pesos, por una pinche encuesta nacional, y durante una campaña electoral se acostumbraba a hacer tres encuestas.


Aunque muchas compañías cobrábamos mucho menos, la idea de hacer no tres, sino 60 o 90 encuestas, elevaba los costos de manera impagable.


Fue entonces cuando desarrollé mis Monitoreos SABA (con derecho de autor y toda la cosa), migrando en la Ciencia Estadística del Muestreo al Control Estadístico, justo para abatir los costos.


Para que se den una idea, a costos actuales, una encuesta nacional, derivada de un Monitoreo SABA, de tamaño de muestra 1200, cuesta $180,590.00, lo cual significa que si un candidato que en el esquema anterior gastara 15 millones para tener tres encuestas durante su campaña, bajo mi esquema metodológico podría, al mismo costo, realizar 83 encuestas, manteniéndose siempre actualizado sobre la correlación de fuerzas y otros indicadores importantes para la toma de decisiones orientadas al triunfo.


Pues bien, si 5 millones de pesos les parece una exageración para saber qué piensan los mexicanos, este domingo AMLO se gastará 1600 millones de pesos, para saber algo que ya sabemos: del 2 de agosto del año pasado al pasado 4 de abril, he realizado 35 encuestas nacionales, que indicaron siempre que la mayoría los mexicanos deseamos que siga AMLO como presidente; unos porque lo adoran, otros porque saben que no es conveniente que concluya anticipadamente su gestión y otros porque queremos que enfrente como presidente las consecuencias de todas las pendejadas que ha hecho.


Es claro que AMLO se hará pendejo y tratará no solo de vernos la cara de pendejos, sino también de explotárnoslas, afirmando que todos los que votarán por la no revocación de mandato estarán encantados con su gestión. ¡Claro que no!


Lo peor del caso es que el resultado de la consulta ni siquiera será representativo del sentir de los mexicanos, pues quienes irán serán solo una fracción de los más politizados o acarreados, y no puede suponerse ni que sean una muestra aleatoria y mucho menos el total de la población. AMLO espera que vayan los 31 millones que lo hicieron presidente y ni en sueños, a pesar de la gran e ilegal promoción que él y sus huestes le han hecho, llegarán siquiera a los 20 millones.
Una buena encuesta de tamaño de muestra 1200, nos daría información más fidedigna sobre el tema de revocación y de otros muchos más, que servirían para conocer el sentir de los mexicanos, por sí a quienes gobiernan les interesara orientar sus esfuerzos a complacerlos, a servirlos.


La otra cosa es que por 1600 millones de pesos, el dinerito que el austero de AMLO va a dilapidar en un solo día, se podrían realizar, aplicando mi esquema metodológico, 8860 encuestas nacionales de tamaño de muestra 1200. Esto es:


¡Se podría tener información, todos los días, sobre lo que los mexicanos pensamos, esperamos de nuestros gobernantes, opinamos sobre sus decisiones, etc. ¡Por más de 24 años!


Así de monumental es el derroche y la pendejada de AMLO para este 10 de abril. Por ello, en protesta, como una forma de no convalidar el derroche y el absurdo, mi convicción de que debe seguir en la presidencia para que se chingue, encarando las consecuencias de su desmadre, ¡no la expresaré en las urnas!

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.