AMLO, el Zelensky mexicano.

Los días que corren nos han traído un héroe de dimensión mundial: Volodimir Zelensky. La férrea defensa que ha hecho de su patria, de Ucrania, le ha valido el respeto y reconocimiento, al menos del mundo occidental. Zelensky vive día a día su heroicidad, mientras que muchos otros héroes murieron sin saber que como tales los reconocería la historia.

Nosotros, en México, tenemos a AMLO, que alcanzó la presidencia en una elección ordinaria, organizada por un órgano electoral que cumplió, como siempre lo ha hecho, razonablemente bien su función, cobijado por miles de ciudadanos que fueron convocados y capacitados para cumplir con las tareas de verificar la autenticidad de los votantes y contar los votos.

Pero AMLO y sus seguidores han entendido su triunfo como algo histórico, como una “revolución electoral”, según Lorenzo Meyer, quien fuera un inteligente y acérrimo crítico de los gobiernos neoliberales, opuesto a los “intelectuales orgánicos”, el concepto de Toño Gramsci; hoy el buen Lorenzo ha devenido en “intelectual transgénico”, de acuerdo con la idea de mi amigo Ernesto Cerda.


La confusión antes descrita conlleva otras confusiones, como la pretensión de que AMLO es un líder triunfante de una revolución, y que en consecuencia es un héroe de la talla de Miguel Hidalgo, Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas. Pretende ser el héroe de la Cuarta Transformación.


El problema es que la heroicidad pretendida, se justificaría por la renovación nacional: se acabaría la corrupción; tendríamos paz, pues los delincuentes, conmovidos como el hermano lobo de Francisco de Asís, ante el conjuro de “abrazos no balazos”, depondrían las armas y se pondrían a jalar con los arados; tendríamos un crecimiento económico sostenido de al menos 4% anual y nuestros servicios de salud pública serían como en Canadá y Dinamarca.


Ante el monumental fracaso de este gobierno, pues lejos estamos de haber logrado los avances que harían héroe a AMLO, éste y sus seguidores se han refugiado en el mundo de la fantasía, mejor conocido como el mundo de los “otros datos”.

A pesar de lo anterior, la ostensible realidad de vez en cuando se pone frente a AMLO, y aunque sigue con su discurso cada vez más fantasioso, da la impresión de que el desastre de gobierno que ha ejercido, no le da para alcanzar la gloria, y se le escapa el Olimpo de los héroes y también su lugar en la rotonda de los hombres ilustres.


¿Qué hacer para alcanzar la heroicidad que se escapa? Pues seguir el ejemplo de Zelensky, y así como el cómico le rascó los güevos al oso ruso, él rascarle los güevos a nuestro no extraño enemigo, con el que más nos vale pretender ser amigos, y así como Juárez decretó una moratoria a la deuda retando a las potencias de entonces, nuestro pretendido héroe decide no cumplir con el Tratado comercial con los gringos, chingarse a las compañías que invirtieron en el sector eléctrico y ni siquiera indemnizarlas.


Los gringos ya nos han advertido, una y otra vez, que nos van a partir la madre si damos ese paso, pero AMLO lo quiere dar, y Manuel Bartlett también sueña con jugar un rol similar al que jugó su padre en la gesta heroica de la expropiación petrolera.

En resumen, nos partirían la madre, como se la están partiendo a los ucranianos, que también fueron múltiples veces advertidos, pero tendríamos como anhelada recompensa la heroicidad de AMLO. O sea, sería una monumental mamada.

Ante este muy probable e inmediato futuro posible, las únicas esperanzas que tenemos son la Suprema Corte de Justicia y los partidos de oposición real o fingida, PRI, PAN, PRD y MC, sin descartar que algunos Morenos también se le cuarteen a la mera hora a AMLO, pues sus convicciones cuatroteras no aguantan ni el riesgo de que les quiten la visa para ir a chiviar a gringolandia o vigilar más de cerca sus ahorritos en dólares, pero sobre todo disfrutar de las mieles que ofrece el primer mundo, que todo líder del proletariado merece.

Así las cosas, compañeros. A AMLO se le escapa la heroicidad (nunca ha estado ni cerca de ella), y a nosotros se nos está escapando México, y esto no es un riesgo; es una pinche desgracia en curso.

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.