Dos cachetadas guajoloteras.
Anoche vimos algo muy desagradable en la entrega del Óscar de la Academia. Will Smith le propinó una tremenda bofetada al comediante Chris Rock, porque hizo burla de su rapada esposa, y acto seguido, desde su asiento, le gritó groseramente que no se refiriera a su esposa.
Paradójicamente, el agresor original, el comediante, a final de cuentas resultó más elegante, en primer lugar por el perfecto “rolling” que hizo para anular o minimizar los efectos del golpe, y en segundo lugar por manejar la crisis con tal maestría, que hasta dudamos de que la cosa fuese en serio, y negarse a presentar cargos contra su agresor.
Pero la referida cachetada se queda chiquita, si la comparamos con la que el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena le propinó a Alejandro Gertz Manero, al afirmar en su proyecto sobre la querella que el fiscal tiene con su cuñada y su sobrinastra, que “resulta inadmisible exigir a alguien evitar la muerte de un hombre en edad avanzada y con múltiples y complejos padecimientos so pena de quedar privada de la libertad”.
Viajé en el tiempo para preguntarle a Hipócrates si alguien podría ser “garante” de la vida de otra persona, y sorprendido exclamó: “¿A quién se le ocurrió esa mamada?”. Tuve que decirle que a Gertz Manero, y ya no tuve corazón para decirle que cuenta con la comprensión de AMLO.
A diferencia de Chris Rock, que giró su cabeza en la misma dirección y sentido del golpe (el rolling), Gertz Manero está cabeceando pa’l lado del chingazo, y podría quedar noqueado.
Así las cosas, compañeros. ¡Son locuras que quedan para la historia!
Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.