En México, la vida no vale nada.
(Dedicado a Humberto Padgett)

Lo he dicho antes. Quienes en México estamos vivos, es porque nadie ha decidido aún que ya debemos morir. Ese alguien es cualquier persona interesada en nuestra muerte, dispuesta a pagar no más de 5 mil pesos a un sicario.

Esto no es nuevo, no es atribuible a este gobierno de AMLO y su mal llamada cuarta transformación, pero sí se ha agravado por su política de “abrazos no balazos”.

En términos generales todos estamos en zona de riesgo, pero es el gremio periodístico el que vive en condiciones de vértigo, amenazados por el crimen organizado por cubrir sus fechorías, y también por el riesgo de que enajenados adoradores de AMLO, tomen la iniciativa de hacer algo para congraciarse con su amo protector, que cada día señala a medios y comunicadores, con nombre y apellido, de ser hostiles a su movimiento redentor.

La semana pasada tuve la oportunidad de conversar con una dama en condición económica apremiante, agradecidísima con AMLO por el apoyo que recibe. “Nunca nos habían dado nada” me dijo. Cuando le explique que siempre les habían apoyado, pero de diferente manera, se detuvo para reflexionar: “Y yo que rezo todas las noches, pidiéndole a Dios que no lo vayan a matar”; siga rezando, le repliqué de inmediato.

Lo relevante de esta experiencia es que efectivamente hay un sector social en extremo agradecido con AMLO, porque el dinero que reciben representa para ellos una bendición que temen perder. Un sector aún más pequeño, pero gigantesco al mismo tiempo, podría estar dispuesto a cualquier locura contra algún periodista, para salvaguardar a su líder de secta.

Otra vertiente de riesgo es que las fuerzas más oscuras inscritas entre los opositores de AMLO y la 4T, aprovechando el craso error del presidente de denostar, un día sí y otro también, a los periodistas, decidan desestabilizar al gobierno asesinando a alguno de los mencionados por AMLO.

Lo que AMLO parece no entender, es que no podrá amedrentar a todos los periodistas, las respuestas de Carlos Loret de Mola y Brozo, claramente indican que no van a parar sus reportajes y posturas críticas, tope donde tope, y no son los únicos.


Esta mañana vi a Humberto Padgett, periodista independiente y colaborador de Grupo Fórmula, reportar su experiencia en Zacatecas, donde fue testigo de la devastación que en sectores humildes hace el crimen organizado, a ciencia y paciencia del gobierno federal que no admite su fracaso en el tema y mantiene su pendejada de abrazos no balazos, manteniendo su fe en la redención de los criminales.

Nunca había visto a Padgett tan alterado y temerario. Una persona que también lo escuchaba, alarmada, expresó: “lo van a matar”.

Así las cosas, compañeros. Vivimos tiempos de morir. Todos estamos en zona de riesgo, pero los periodistas más.

Lo único que podemos hacer es lo mismo que la señora referida: Rezar, pedirle a Dios y a la Virgencita de Guadalupe, que ya salgamos de esta pesadilla, porque de AMLO no podemos esperar nada.

Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.