Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.

 

En estadística, un concepto muy interesante es el de “correlación”; es una medida de asociación entre dos variables, o dos formas de clasificar o evaluar personas, o incluso objetos de interés. Hay variables que no están correlacionadas, como por ejemplo la inteligencia y el ingreso, aunque muchos creen que los ricos, entre más ricos son más inteligentes y los pobres, entre más pobres, más pendejos.

 

Hace algunos años, un estudio reveló que un grupo de genios, seguidos desde su infancia, no terminaron en la opulencia como una hipótesis de investigación sugería; no vivían mal, pero no eran ricos, muy probablemente porque su misma inteligencia les anuló la idea de buscar la riqueza como propósito vital.

 

La estatura y el peso están correlacionadas de manera positiva, porque en términos generales a mayor estatura mayor peso; y la edad de los mayores de 18 años y la velocidad a la que pueden correr, están correlacionadas de manera negativa, porque en general entre más viejos menor es la habilidad para correr.

 

Pues bien, el presidente AMLO ha dado a conocer que, de acuerdo con sus estudios, hay una correlación negativa entre la aceptación a la 4T y la escolaridad de los mexicanos; lo dijo en los siguientes términos:

 

“Podemos empatar en nivel licenciatura, pero en maestría y doctorado perdemos; 90% de aceptación con los pobres, pero de ahí para arriba ya no”.

 

Lo interesante cuando dos variables están correlacionadas, es precisar si la asociación entre ellas es de causa- efecto. En este caso, si lo que determina que baje la aprobación de AMLO, es la mayor escolaridad.

 

Por supuesto que no faltará quien compre la idea de que los estudios de postgrado nublan la razón y corrompen, y que por ello quienes tienen la mayor escolaridad, de manera mezquina le escatiman los méritos a AMLO y a su 4T.

 

En mi opinión sí hay una relación causal entre la escolaridad y la aprobación a AMLO. Creo que quienes tienen mayor escolaridad comprenden de manera más plena que se han tratado de manera ineficiente problemas centrales como el desarrollo económico, seguridad pública, la pandemia, educación, desarrollo democrático, convivencia social, etc.

 

Sí somos una minoría quienes apreciamos con claridad que el retraso que AMLO y la 4T están provocando, nos llevará muchos años revertir, y que muchos de nosotros, por nuestra edad, no veremos esa recuperación.

 

Sé también que no somos escuchados. Que nuestras voces se ahogan y se pierden en la algarabía de los engañados, que van jubilosos a un abismo que imaginan un paraíso.

 

Es triste, muy triste también, advertir que ya hemos entrado a una etapa de grandes peligros. Que muchos, por estar conscientes de estos riesgos y denunciarlos, podremos sufrir consecuencias que podrán ir desde daños patrimoniales hasta agresiones a la integridad física, cuando finalmente desaten al tigre nalgón y se suelten los demonios.

 

Sé también que finalmente la razón ha de triunfar, y que una vez más el bien terminará imponiéndose sobre el mal. Que volveremos a recuperar el respeto por los demás que se ha perdido, y reencauzaremos el camino en la ruta de los antiguos ideales de la Revolución Francesa de libertad, igualdad y fraternidad, agregándole, ante esta chingadera que nos toca vivir, algo que ilusamente dábamos por garantizado, para quedar del siguiente modo: Libertad, igualdad, fraternidad y racionalidad.