¡Ebrard! ¡Tiempo de renunciar!

 

Bajo el principio filosófico que atiende a las mejores y más refinadas prácticas diplomáticas, que a la letra dice: “A chingar a su madre lo que no sirve”, Marcelo Ebrard debe presentar su renuncia, con carácter de irrevocable, a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.

 

Al acto de sensatez de no acudir a convalidar el auto golpe de estado del pendejo de Daniel Ortega, que dignamente realizó ayer la

 

Cancillería, ha seguido la orden de AMLO, esta mañana, de hacer acto de presencia en Nicaragua.

 

Enough is enough, mi querido Marcelo. ¡Es hora de tu encuentro con la historia! ¡Es hora de renunciar! Y empezar a construir una candidatura, con muchas posibilidades de éxito, centrada en un anhelo muy básico: ¡Recobrar la racionalidad y sensatez en México!