El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide.

 

Hagamos un ejercicio valorativo, para tratar de deducir si nuestra Muchacha está en esa interesante condición de fragilidad emocional en su relación de pareja con AMLO.

 

De acuerdo con el Dr. Eduardo Calixto González, la Neurobiología del amor nos demuestra que el enamoramiento no dura más de tres años.

 

Luego entonces el amor de la muchacha por AMLO, si alguna vez existió, ya se chingó.

 

Nos dice también el Dr. Calixto (búsquenlo en YouTube), que las parejas se mantienen más de tres años, cuando el amor ya ha muerto, por simple conveniencia. Porque no se presenta una opción mejor para ellos, pero es claro que mantener la relación se hace más difícil después de ese periodo de gracia de tres años (gracia quiere decir que se pueden tolerar muchas pendejadas, como cancelar el NAIM por ejemplo).

 

Por lo anterior es interesante explorar las posibilidades de quiebre de la Muchacha con AMLO, y para ello debemos hurgar en los riesgos de infidelidad, antecedente común a un rompimiento amoroso.

 

Hace muchos años se hizo en Italia, por cierto, la tierra de Carla Bruni (en cuyo cuerpo todavía resplandecen las miradas lascivas de Genaro García Luna y Agustín Carstens), una encuesta para estimar el porcentaje de señoras que le ponían los cuernos a sus maridos.

 

No recuerdo con exactitud la cantidad que resultó de italianas infieles, pero era mucho menor que el que se imaginaban los maridos celosos. El porcentaje que sí asombró entonces fue el de esposas que nunca le habían sido infieles a sus maridos, pero porque no se les había presentado la oportunidad de coronarlos.

 

Esto es, el estudio mostró que una cantidad importante de mujeres se mantienen fieles en el matrimonio, pero no están muy complacidas, y en una condición de vulnerabilidad que podría conducir a la infidelidad y, eventualmente, claro, al divorcio.

 

Hagamos un ejercicio valorativo, para tratar de deducir si nuestra muchacha está en esa interesante condición de fragilidad emocional en su relación de pareja con AMLO.

Imaginemos una cita de amor entre la Muchacha y AMLO, y la primera sorpresa es que nuestro galán la cita por la mañana, ¡muy temprano! ¡no mames! Con qué pinche carita va a llegar la pobre Muchacha, todavía con los ojos papujados (en mi rancho decíamos popujados).

 

Pero bueno, el amor todo lo vence, se levanta desde las cuatro de la mañana para tener tiempo de arreglarse decentemente, y acude a la cita de amor. Ya son tres años de romance, y de levantarse temprano.

 

¡Ah, el amor!

 

Ella llega con la ilusión de escuchar algo interesante o divertido, pero el galán le dice que las cosas que le había prometido desde hace tres años se las va a seguir prometiendo, y que sus incumplimientos son culpa de su expareja sentimental, del anterior galán de la Muchacha.

 

Lo más gacho de esta historia sentimental, es que la Muchacha quisiera olvidar a su antiguo galán, pero no puede, porque AMLO no hace otra cosa que recordárselo constantemente.

 

Por otra parte, por más que no quiere pensar en ello, siendo objetiva, el otro le daba mejor vida, y lo último que la trae muy confundida, es que su galán se puso a criticar a otros hombres, por dirigir sus miradas a las muy respetables nalgas de una dama.

 

¡Valiendo madre!, pensó para sus adentros la muchacha.

 

Les dejo de tarea extender la analogía, porque ya con estos datos se puede deducir que, nuestra Muchacha, está vulnerable. De repente se va a poner en modo Lupita D’alessio, y le dirá a su galán: “Hace tiempo que no siento nada al hacerlo contigo” y valiendo madre para la relación.

 

¡A ver qué pasa compañeros! Quien sepa de amores, que calle y comprenda. Yo por eso solo pico, lico y califico.