Yo el “opositor”

 

De un tiempo acá, algunos amigos afines a la 4T, me han estado endilgando el inmerecido calificativo de opositor a AMLO y a su proyecto, que ellos llaman la cuarta transformación.

 

Me recuerdan la época convulsa universitaria que me tocó vivir en los años 70 y 80, cuando una frase, una postura política, un gesto, un silencio, nos hacía acreedores a una etiqueta ideológica, de modo que a mí me tocó traer sobre mi pobre humanidad a algunas, incluso contradictorias, que le hicieron compañía a mis “larvas espirituales”, que alguna vez apreció sobre mi cuerpecito un brujo, con base en sus ocultas artes.

 

Con decirles que hasta los gringos se fueron con la finta y me tienen clasificado como un comunista peligroso, y por eso me niegan la visa de turista, a pesar de que ellos me formaron (tres postgrados allá) y mis padres son ciudadanos americanos. De hecho yo soy mexicano por decisión, pues tuve muchas oportunidades de hacerme gringo.

 

A decir verdad a mi me vale madre si me consideran opositor, y lo último que me interesa es tratar de ser agradable a los ojos del poder, pero sí creo que vale la pena precisar algunas cosas, en beneficio de una mejor comprensión de lo que escribo, como las siguientes:

 

  1. En primer lugar debo decir que a mi edad (71 años), da mucha güeva andar en el activismo político, y un opositor que no es activista no lo es tanto.
  2. Soy además irrelevante, no tengo muchos seguidores, y desde siempre mis comentarios, mis libros y mi metodología, han sido ignorados por mis supuestos colegas, clase política e intelectualidad. Dicho de otro modo, soy un pobre borreguito que habita en la serranía.
  3. Escribo solo porque tengo algo qué decir, aún sabiendo que seré ignorado, pero con la esperanza de que, al dejar testimonio de lo que se puede decir basado en mi metodología, en el futuro otros políticos, otros intelectuales, otra clase de ciudadanos con mayor cultura estadística me lean, disfruten de mis locuras y, con suerte, las aprovechen.
  4. No soy opositor porque no es esa mi función. Mi chamba es apoyar a los políticos para que sean más eficientes advirtiéndoles riesgos con oportunidad, soy una especie de Ángel de la Guarda para mis clientes, y escribir sobre lo que advierto como riesgos en el ámbito nacional, es una forma de mostrar las bondades de lo que hago, aunque estoy consciente de que a algunos loquitos les puede molestar, a grado incluso de que, si se agudiza más la polarización, podría ser objeto de agresiones verbales o físicas. Es un riesgo que asumo, pues soy un blanco fijo.
  5. Siendo profundamente agradecido, he tenido la mala experiencia de toparme con la ingratitud y, alguna vez, ante una sorpresiva y excesiva muestra de ello, mi respuesta a aquella persona fue que, a pesar de ello, no cambiaría mi forma de ser, que seguiría apoyando a otras personas como a ella, en tantas oportunidades como tuviera. Pues como bien se sintetiza en la película coreana En Silencio: “La razón por la que peleamos no es para cambiar el mundo, sino para que el mundo no nos cambie a nosotros”. De modo que mis juicios sobre AMLO y la 4T los seguiré haciendo con el mismo sentido crítico de toda mi vida, con la misma irreverencia de siempre y la misma convicción de que debemos divertirnos para que la vida valga la pena.

 

Aclarado el punto, quedo en espera de lo que hoy me diga la Muchacha, ante tantas cosas con potencial para modificar su opinión, como la felonía de AMLO contra el INE, las protestas en apoyo a Rosario Robles, la encrucijada en que está Alito Moreno ante la reforma eléctrica, el tremendo reculón que acaba de dar López-Gatell con las vacunas a menores de edad y las tribulaciones de Marko Cortés, que siente, ante la Morena, así como un resoplido por la nuca.