De cuando La Muchacha empezó a perder la razón.

 

Mis sospechas de que La Muchacha empezaba a tener alteraciones en sus facultades mentales, fue una tarde del 5 de abril de 2013. Un grupo de maestros de la Coordinadora Estatal de Maestros, bloqueó la Autopista del Sol, llevaban retenidos por más de seis horas a quienes transitaban por esa ruta México-Acapulco; sólo de pensar en los apremios de hambre y necesidades fisiológicas de aquella pobre gente, me generaba indignación respecto de los maestros que protestaban, ya no digamos al pensar en los enfermos retenidos.

 

Ese día surgió a la fama el Comandante José Luis Solís López, mejor conocido como el Comandante Espartaco, quien manejó de manera brillante un diálogo con los maestros que finalmente fracasó ante la intransigencia de éstos (les pedían al menos liberar un carril), y se vio precisado a mover al grupo de maestros desplazándolos con sus escudos, al tiempo que recibían garrotazos y pedradas.

 

Fue un evento que se transmitió en vivo por Milenio Televisión. Una vez despejada la vía, pudimos ver a un levemente sangrante Comandante Espartaco, satisfecho por haber resuelto el problema sin hacer uso de la fuerza, como en casi cualquier país desarrollado se hubiera hecho.

 

En reconocimiento a su trayectoria, el Embajador de Paz y Ética Global de América Latina y El Caribe por los Clubs, Centros y Asociaciones UNESCO, le otorgaron el grado de Doctor Honoris Causa, en reconocimiento a su destacada labor que va más allá del deber y a favor de la paz y seguridad de los mexicanos.

 

¿Cuántos mexicanos reconocieron y agradecieron al comandante Espartaco? Quizá no muchos. Por aquellos años todo lo que hacía el gobierno estaba mal, el veneno de la polarización ya corría por nuestras venas nublándonos la razón.

 

Aquella noche, en mi Monitoreo Nacional, incluí la pregunta siguiente:

 

El desplazamiento de los maestros que bloqueaban la Autopista del Sol, ¿fueron víctimas de represión?

 

Esperaba un dos o tres por ciento de loquitos que me dijeran que sí, que el Comandante Espartaco había reprimido a los maestros. El resultado me horrorizó, 40% de los mexicanos vio en aquello un acto de represión. ¡En la madre!

Les pregunté entonces por qué veían en ello un acto de represión, y me quedé helado con una respuesta muy frecuente: “porque los maestros no se querían quitar”, dicho de otro modo, porque los maestros querían seguir chingando a toda aquella pobre gente.

 

Entonces comprendí que como país ya habíamos valido madre, que nos esperaban insensateces como la elección paradójica del 2018, en que votamos mayoritariamente por alguien que ofrecía cosas que no deseábamos.

 

La Muchacha enloqueció. Optó por alguien que alguna vez habló de una República amorosa, y ahora tenemos una pinche República rencorosa.

 

¡Ni modo! Como decía mi querido Doctor Alfredo Piñeyro: ¡Cada quien tiene lo que merece!

 

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