Apenas ayer le comentaba a uno de los más agudos analistas políticos nacionales, que ponderaba la gran fuerza de AMLO, que su comentario era interesante pero equivocado. Esto le dije:

 

“Interesante, pero equivocado! Te vas con la finta de los analistas que no han rebasado el nivel de las encuestas. Si atiendes a la composición de fuerzas, mejor aún, a la recomposición de fuerzas (Cartas de Navegación Política), verás que la fuerza de AMLO, para fines electorales, está inflada.”

 

Viene lo anterior a cuento, porque hoy estamos siendo testigos de que, efectivamente, la fuerza de AMLO está inflada:

 

Están “pariendo chayotes” para completar el millón ochocientas mil firmas ciudadanas para enjuiciar a los expresidentes. ¿Dónde quedaron los 30 millones?

 

AMLO y mis amigos Morenos (no es sarcasmo, tengo muchos amigos muy queridos de Morena), deben entender, a la brevedad, que es cierto que las elecciones se ganan con la emoción (el odio, el miedo, el resentimiento, la envidia, el amor, la esperanza), pero se debe gobernar con la razón, que es, hoy por hoy, la gran ausente.