Nostalgias metodológicas.
Hubo un tiempo en que, para algunos políticos, mi agonizante empresa era la guía para la toma de decisiones. ¡Ya no es así!
Llegaron los robots, las consultas a mano alzada, las consultas a la Madre Tierra con chivos y gallinas prietas, y dieron al traste con una forma metodológica que dejó de ser fundamentación para la toma de decisiones racionales. ¡Ya vendrán tiempos mejores, para mi país, y para mí!
Por lo pronto, en mi condición de pensionado, rescato al menos la posibilidad de disfrutar el concierto de yerros de los candidatos que, como Samuel García, presumen de resultados de encuestas francamente cuestionables. Es su forma de propaganda, nada más.
Más interesante aún es que, con estas formas automatizadas, robóticas, de medir la opinión pública, no se tiene la sensibilidad de las preguntas abiertas y los resultados confiables que permitan detectar cosas más finas, como por ejemplo detectar oportunamente las variaciones significativas, en especial cuando los candidatos cometen errores.
El error es común en las campañas, no siempre se pagan consecuencias, y justo por ello es importante tener claridad de los siguientes aspectos, que las actuales “encuestas” de robot no tienen la sensibilidad para detectar:
- Conocer con precisión los efectos de un error. Reaccionar únicamente cuando los Monitoreos (no confundir con los Trackings) detecten alertas.
- En caso de que las consecuencias sean graves (alertas negativas consecutivas en el Monitoreo), detectar con precisión el momento en que se reviertan, e identificar las acciones asociadas a la recuperación. ¡En esto está la clave para el fortalecimiento! Cuando esto sucede, por lo común no solo se recupera el terreno perdido, sino que se alcanza una condición de fuerza superior a la anterior a la crisis que generó las alertas negativas.
- Tener un centinela que nos anticipa con oportunidad los riesgos y las oportunidades. Los Trackings (que son sucesiones de obsoletizadas encuestas) nos informan cuando ya nos chingaron. Los Monitoreos (que resumen a buena parte de la Ciencia Estadística) nos informan cuando nos pueden chingar, y nos orientan sobre cómo evitarlo.
Así las cosas compañeros. Disfrutemos del concierto de errores de los candidatos, de su candidez presumiendo con encuestas fabulosas, que arrojan un resultado hasta hace poco inimaginable: ¡todos los candidatos van a ganar!, ¡porque todos traen una encuesta que los da por seguros triunfadores!
Finalmente ganará el que Dios quiera ¿Verdad?
¡Hasta la próxima!
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