El objeto de la vida no es estar en el lado de la mayoría, sino escapar de formar parte de los insensatos. – Marco Aurelio
Seguramente, para muchos observadores el acontecimiento capital de los últimos días es el revés que la Suprema Corte de Justicia ha propinado a la 4T rechazando el plan B de AMLO. Este evento se produjo, además, el mismo día que SABA Consultores recabó los datos de su medición de esta semana. Admitiendo la trascendencia de la decisión de los ministros de la SCJ, lo cierto es que, por el momento, su repercusión en la opinión pública ha sido escasa, si no nula. Probablemente porque, como se desprende del “Top of mind”, la comprensión real del tema por parte del ciudadano común no es muy cabal. Hay menciones genéricas a “las reformas”, pero no de modo explícito al enfrentamiento entre el ejecutivo y el judicial, que es lo que realmente está sucediendo. Y digo el ejecutivo, porque la concepción política del presidente y su equipo está convirtiendo al legislativo en un mero instrumento de sus deseos, y es justamente eso lo que le ha reconvenido la Suprema Corte a la 4T.
A despecho de un posible deterioro en los próximos días, que podría suceder conforme se vayan consolidando reacciones y controversias, el primer rasgo notorio de los datos de SABA es que AMLO ni se despeina. Mantiene sus promedios de aprobación y desaprobación, y solo en la calificación media se resiente muy levemente, sin mayor daño. Sí hay, en cambio, una novedad destacada en cuanto a la interna de Morena: Ebrard se recupera vigorosamente tanto en respuesta espontánea como opcional, registrando sendas alertas favorables, y alcanzando en el primero de los casos un valor récord. Ya avisábamos la pasada semana del posible “efecto Adán”, vinculado al momentáneo protagonismo del secretario de gobernación. Pero ni este era suficiente para explicar los malos derroteros del canciller, ni ahora lo es para hacer sentido a esta vigorosa recuperación. Los estratos que impulsaron a Marcelo son igualmente llamativos: obreros, empresarios, ingresos altos. Pero también registra un aviso favorable como mejor político, favorecido en este caso por los de menos estudios. Dicho de otro modo, se conforma un crisol de respaldos muy heterogéneo para Ebrard, que debería preocupar a su rival. Digo rival en singular porque no hay que hacerse bolas: no hay más aspirante que Claudia, y Adán Augusto, como buen operador de AMLO, trabaja para la favorita.
La difícil explicación a esta súbita reversión de la evolución de los datos del canciller obliga a plantear hipótesis. Una de ellas podría ser un primer efecto de la decisión de la SCJ, sobre todo si tenemos en cuenta la presencia de empresarios e ingresos acomodados en sus hipocentros. Hace mucho tiempo que Marcelo se presenta como la alternativa moderada, y en cambio, frente a él, Adán (que es lo mismo que Claudia, pero haciendo el “dirty work”) se ha descolgado afirmando que el poder judicial se ha puesto por encima de la voluntad democrática. AMLO ha declarado podrido a dicho poder, pero ya sabemos que a Andrés Manuel, mientras pague, se le aguanta todo. Ambos y su candidata, Sheinbaum, parecen plantear una nueva versión de la conocida “Ley de Herodes”, una ley del embudo en la que lo ancho es para ellos y lo estrecho para todos los demás. Una vez más, regresión a otros tiempos. La mayoría no está, por el hecho de serlo, por encima de las leyes, y lo que indica la lectura de las conclusiones de los ministros es que se produjeron graves violaciones al debido proceso legislativo. Es decir, no es el contenido, que aún está por discutir, son las formas. Quizá sean los exabruptos autoritarios del potente lobby de Claudia los que, de retruque, hayan beneficiado a Ebrard. Veremos si el canciller se sabe manejar en esas aguas.
Monitoreo Nacional 09/05/2023