A mis queridos clientes de ayer, hoy y mañana
Un zombie es un ser reanimado, generalmente un cadáver que se mueve como un autómata. Es una figura de la cultura popular, que bien se puede aplicar a las encuestas actuales, que en buen número se hacen sin rigor metodológico y con propósitos propagandísticos.
Las vemos publicadas en algunos medios de comunicación; favoreciendo al candidato o personaje político que las contrató.
Podríamos decir que su uso propagandístico es lo que les ha dado “vida” ha grado que han proliferado, a pesar de haber perdido no solo su valor predictivo, sino incluso su credibilidad respecto a que sus resultados correspondan a las fechas del trabajo de campo, si es que se realizó.
Como a final de cuentas alguien va a ganar una elección, siempre habrá una encuesta zombie que acierte en sus pronósticos, no en el sentido estricto de que la distancia entre los resultados y sus predicciones sean menores que los márgenes de error al 95% de confianza, pero si en el sentido más laxo de anticipar quién va a ganar.
Por ello es común que, casi todas las compañías que las realicen, puedan presumir de su efectividad mostrando predicciones que acertaron.
En estos tiempos de polarización, las encuestas zombies contribuyen a la pérdida de verdades comunes. Cada quien tiene su verdad, cada quien tiene su encuesta.
Salvador Borrego, Ph.D.
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