México creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis,
que algo tiene de cruz y de calvario
Ricardo López Méndez
Sí, ayer fue un día terrible para México. Se esfuman muchos sueños, en especial el de una convivencia relativamente armoniosa, con movilidad social fincada en la meritocracia. Tal condición de sueño aún, aunque nunca nos habíamos acercado tanto a su realización, dejó espacios suficientes para que se colaran el populismo, la polarización y la posverdad, personificados por AMLO y los suyitos.
Lo más triste de todo, es que esta pesadilla que se asoma se pudo evitar. En este espacio modesto, casi siempre ignorado, se advirtió múltiples veces de errores en el accionar opositor, y los daños potenciales oportunamente advertidos, solo por excepción se pudieron conjurar.
Lo más esperanzador es el despertar de los estudiantes universitarios, que en muy pocos días han podido atestiguar la cerrazón mental de este gobierno, su clara disposición a la represión (los abrazos son para los criminales), y su coyuntural alianza con los sectores afectados del Poder Judicial. Una combinación más letal, en términos políticos, es difícil de imaginar.
La novedad para muchos, no para quienes llevamos décadas en la tandariola, es que el partido más consistente, más congruente, a pesar de atravesar por una fuerte crisis interna, ¡fue el PRI!. Todos los demás fallaron lastimosamente: PRD, PAN y MC.
¿Qué sigue ahora? Para muchos, algunos destacados intelectuales, asistimos al final de la República Mexicana, como si estas mamadas que harán AMLO y los suyitos nunca las hubiéramos visto, sufrido o disfrutado. Lo que seguirá será lo mismo de toda la vida pero con otras reglas, por no decir que ya sin reglas: ¡La lucha por el poder!, que irá desde el poder omnipotente que se auto limita, hasta el tiranicidio, si deciden ejercer el poder a lo pendejo. Quizá como consecuencia de todas las tragedias que habrán de derivarse, caigamos en la cuenta de que la Democracia Liberal que estábamos conformando, es lo mejor para todos y retomamos el camino (por supuesto que eso yo no lo veré).
Quedamos atentos a lo que AMLO haga con el poder, a lo que Claudia decida hacer con éste (con el poder); si lo ejerce, si lo comparte o si lo cede; y en caso de que lo ejerza, si lo usa de manera autoritaria, o si pasa a la historia regresando a una versión mejorada de la Democracia Liberal que hoy parece en su funeral.
Por parte de los mexicanos, cada quien jugará para su santo; se acelerará la diáspora (que como AMLO, también nos vayamos a chingada, pero a la chingada de a deveras), sobre todo entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada; otros, los más heroicos, se incorporarán a la resistencia o a la contestación (nosotros los contestatarios).
Pero lo más fascinante será lo que harán esos mexicanos que quisieron ver en AMLO a un ser de luz, cuando descubran que es un pinche demonio. ¿Se podrán perdonar a sí mismos?
Conclusión: ¡Tranquilos, compañeros y amigos! ¡La vida sigue siendo hermosa! ¡Sean felices! ¡Decidan ser felices! ¡Hagan su juego de acuerdo a lo que más les convenga, en tiempos así, nadie tiene autoridad moral para juzgarnos! La vida es muy cabrona, no se desgasten en odios, reclamos ni resentimientos, a final de cuentas, ¡cada quien recibirá lo que merezca!
Salvador Borrego, Ph.D.
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