El diablo dice la verdad más a menudo de lo que se cree, pero tiene un auditorio ignorante. – Lord Byron
Allá por el 10 de marzo del año 2020, se publicaba el primero de estos artículos que, con la cabecera genérica de “El Sextante”, intentan analizar la actualidad política en relación con los datos que, al respecto, nos regala SABA Consultores. En aquella ocasión se tituló “La desdicha de Casandra”, en alusión a un personaje de la mitología griega. La tal Casandra pidió, y obtuvo, del dios Apolo, el don de la profecía a cambio de un encuentro carnal. Como no le cumplió al dios, este la castigó maldiciendo su don, de manera que, en efecto, dicha señora mantuvo la feliz capacidad de anticipar el futuro, pero con la calamidad de que nadie la creyera jamás. Así me parecía entonces, y me sigue pareciendo, que sucede con los monitoreos de SABA: le atinan a la realidad de la opinión pública, pero muchos se encabezonan en no creérselos, o en vivir en un mundo de fantasía. Claro que mayor pecado es el de quien, sabiéndolos ciertos, y en un ejercicio de cinismo digno de Pilatos, se lava las manos. Y, esbozando una beatífica sonrisa (ya saben que la sonrisa es la navaja del pícaro) afirma a boca llena lo contrario de lo que, no sólo los datos, sino la más triste de las realidades, claman a cuatro vientos.
Hablo, si no lo han captado, del presidente López Obrador y de la violencia y la inseguridad que se enseñorean de la Nación que él tiene la obligación de gobernar. Y viene al caso porque esta medición de SABA, aparentemente, presenta gran estabilidad y pocas noticias novedosas. Pero pregona, para quien quiera escucharlo, que los mexicanos padecen estoicamente, pero no sin desasosiego, una crisis de seguridad pública quizá sin precedentes, lo cual es decir mucho. La inseguridad repuntó como principal preocupación, siendo que uno de cada dos ciudadanos la reporta como su mayor inquietud. Si repasamos el “Top of mind” de acontecimientos que captaron la atención de la población, nos encontramos con el siguiente rosario de conceptos: inseguridad, asesinatos, secuestro en Chiapas, secuestros en general, violencia, asaltos, robos… Todo ello aderezado por la inclemente ola de calor. Y sólo detrás, muy atrás, se mencionan la política, las elecciones, o la novedad de la candidatura de Xóchitl. Sin embargo, AMLO afirma que México vive en plena tranquilidad y justicia social, como si la lacra de la delincuencia no existiera o, en el mejor de los casos, fuera un mal menor que se debe aceptar. En junio se batió un nuevo récord de violencia, pero el presidente debe vivir en otra realidad. La marina controla los aeropuertos y las playas, dice la 4T que por la seguridad. Pardiez que no entiendo para qué, en la República franciscana e idílica de Andrés Manuel, es necesaria tal cosa. Por eso yo acompaño a Casandra, a SABA, y a sus vaticinios que nos hablan de un país en riesgo de colapso a causa del crimen organizado. Y añado que nadie debe olvidar que lo fácil es militarizar, pero lo difícil es civilizar. A todo se acostumbra el cuerpo.
El efecto Xóchitl, de momento, no cambia nada en la holgadísima ventaja que cualquiera de los dos punteros de Morena obtendría sobre la oposición. Por cierto, que augures de medio pelo y encuestadores aficionados (no a la profesión, sino al generoso óbolo de sus comitentes) siguen proclamando en la interna una ventaja de Claudia sobre Marcelo. Dice Casandra que no es cierto, que el empate técnico sigue siendo cerrado. Y también que los amagos de Ebrard de romper la baraja no se harán realidad. Dice que AMLO, que es un celíaco de la democracia y no digiere bien la discrepancia, lo tiene todo atado. Y que no lo permitiría, porque casa con dos puertas, es mala de guardar. Y ya no dice nada más, porque está harta de que no la crean.
Monitoreo Nacional 04/07/2023