Argumentar con una persona que ha renunciado a la lógica es como darle medicina a un hombre muerto. 

Thomas Paine

 

Habida cuenta que la pasada semana tuvo lugar el III Informe de Gobierno, no es de extrañar que los datos que presenta AMLO en la medición realizada por SABA Consultores este lunes sean más que satisfactorios para sus intereses. Esto no quiere decir que su origen sea únicamente el aumento de la actividad propagandística, pero sí que esta ha reforzado la persistente solidez de la aprobación de la que disfruta el presidente. Roza las advertencias favorables tanto en ese indicador como en sus calificaciones altas, y alcanza dicha condición en el rubro de mejores políticos. Aumentó el interés por la política, y en general se puede hablar de una continuidad en los respaldos de Andrés Manuel.

 

Hasta ahí los titulares. Pero debemos puntualizar. Ya en el monitoreo asoma un dato, tan persistente como la estabilidad de López: los apoyos recibidos por las familias siguen alcanzando casi al 50 % de estas, en la línea de aumento que se observa desde hace unas semanas. Ya por sí sola esta circunstancia es bastante sugestiva, pero hay algo que refrenda plenamente las sospechas: paulatinamente, los respaldos de López Obrador han cambiado. Hace tiempo que perdió un bastión como Ciudad de México, acaba de perder también el sureste y se le enfrentan con claridad los que tienen más estudios. Todo ello queda patente en las Cartas de Navegación Política, que en mi opinión son el instrumento definitivo de SABA Consultores, y que les animo a examinar en profundidad, puesto que son públicas.

 

Por el contrario, en esas mismas Cartas, observamos que hay un estrato que está creciendo y que además tiende a consolidarse como una nueva fortaleza de AMLO: los de ingresos entre 2400 y 5000 pesos. Esto, y luego hablaremos de ello en cuanto al Informe de Gobierno, puede verse como un avance en el poder adquisitivo, si no fuera porque probablemente se debe justamente a los apoyos, y no a conquistas laborales. Pero quizá lo más importante es que la mayor de las fortalezas del presidente viene de quienes reciben tales apoyos, solo igualada por los de menos estudios. Les animo a sacar sus propias conclusiones.

 

La cuestión es que el Informe ni siquiera se menciona en el “Top of mind” de acontecimientos, aunque se hace sentir, como hemos visto, en los datos. Una vez más constituyó un ejercicio de propaganda con dinero público, lo cual no tiene nada de transformación. Los efectos del Informe en la opinión pública son, en cambio, colaterales: se mencionan los nuevos nombramientos, que fueron simultáneos al mismo y a alguna renuncia, y generaron el habitual repunte en la popularidad del presidente. Nada nuevo bajo el sol.

 

En cuanto a lo dicho por don Andrés el pasado día 1, volvimos a comprobar su afición por pronunciarse al margen de la realidad, verdaderamente preocupante. Es, por ejemplo, un éxito innegable el considerable aumento del salario mínimo, pero sirve de poco si va acompañado de un incremento aún mayor en la actividad económica informal. En ese sentido, la también innegable mejoría en la recaudación del SAT podría terminar siendo flor de un día. Pero presentar como un éxito el dislate del aeropuerto, u obviar los negros nubarrones que se avecinan en el terreno energético, donde ni se mantiene la reforma, ni se anula, ni, todo lo contrario, nos muestra a un AMLO caminando por la senda de la fantasía. Qué decir de la acuciante problemática educativa, desde la asfixiante escasez presupuestaria, que, como en otros renglones, tiene mucho que ver con el aumento de los programas sociales, hasta la persistente falta de calidad. Todas estas son evidencias que una mayoría se niega a ver y menos a razonar sobre ellas. Es uno de los frutos podridos que nos está dejando la polarización que AMLO tiene el mayor interés en mantener.

 

Pero los ciudadanos dejan entrever en el “Top of mind” que han percibido un hecho que sí podría ser verdaderamente importante, mencionando los nuevos nombramientos en el Gobierno. En particular, diría yo, el de aquél que porta nombre bíblico, tal vez aquél que esté llamado a la sucesión, removiendo el suelo bajo los pies de Sheinbaum, Ebrard o Monreal, y por supuesto de Scherer, que ha sido la primera renuncia correlativa. Ya saben, el que “quería tapar la boca de los reporteros”. Adán López Hernández aparece como paisano de larga confianza ocupando la Secretaría de Gobernación, ese sillón que tradicionalmente era la antesala de la sucesión. ¿Se dan cuenta? Hablamos de sucesión como durante décadas se hizo, con la nula incertidumbre de qué pasará en las urnas al margen de los deseos del presidente saliente. Menuda transformación.

 

Dice el Génesis que “Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y le puso por nombre Adán”. Perdónenme la cita fácil. Pero, como acertadamente señaló el Dr. Salvador Borrego, el diablo está en los detalles, y uno de ellos estuvo en las indumentarias del presidente y del flamante secretario. El primero, en su línea: como diría Machado, “ya conocéis mi torpe aliño indumentario”. López Hernández, por el contrario, impecable en su atuendo. Así que, en ese sentido, Adán no viene a imagen de Andrés, ya veremos si lo hace a su semejanza. Ojalá represente a la moderación, pero, en todo caso, sigue resultando muy sugestivo, y para mal, que la sucesión se decida en Palacio y no en la elección. Claro que, para eso, y lo hemos dicho mil veces, debería haber una oposición o algo que se le pareciera, y no una caterva de individuos con largas colas susceptibles de ser pisadas en cualquier momento y sometidos, por tanto, al chantaje permanente del núcleo del poder.

 

Dice una vieja ordenanza militar que “el desaliño en el vestir infunde desprecio”, pero AMLO se empeña en contradecir esa máxima. Quizá porque, como dicen los estudiosos, lo que dice el Génesis es una metáfora de nuestra necesidad de dar forma antropomorfa a Dios. Es decir, el camino es el contrario: somos nosotros los que queremos que el ser supremo se nos parezca para sentirlo más cerca. Creo que AMLO maneja ese concepto y piensa que llevando los zapatos sucios sus seguidores se van a sentir más identificados. Yo creo que se lo podía ahorrar y dar más dignidad a su cargo, y que funcionan más las dádivas que ese tipo de propagandas. En cualquier caso, la llegada de Adán puede significar la génesis (en su otra acepción, la de “origen”) del camino que lleve a ocupar esa dignidad en 2024. Creo también que la verdad no está ni en la Biblia ni en poder de nadie, y que la verdad no se elige, pero sí se puede elegir dónde buscarla. Vean más seguido los monitoreos de SABA, que son un buen medio para acercarse a ella.